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Jeremías 20:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero Yavé está conmigo, él, mi poderoso defensor; los que me persiguen no me vencerán. Caerán ellos y tendrán la vergüenza de su fracaso, y su humillación no se olvidará jamás.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 No obstante, el Señor está a mi lado como un gran guerrero; ante él mis perseguidores caerán. No pueden derrotarme. Fracasarán y serán totalmente humillados; nunca se olvidará su deshonra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero YHVH está conmigo como poderoso gigante. Mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán contra mí. Sentirán la confusión de su fracaso, Su vergüenza eterna, que jamás será olvidada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero Yahveh está conmigo como guerrero potente, por eso mis perseguidores tropezarán y nada podrán; están totalmente avergonzados porque nada consiguen: ignominia eterna que no podrá olvidarse.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Pero Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán confusión perpetua que jamás será olvidada.

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Jeremías 20:11
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte, palabra de Yavé.


No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte, palabra de Yavé.


Haré que tú seas como una fortaleza y una pared de bronce frente a ellos; y si te declaran la guerra, no te vencerán, pues yo estoy contigo para librarte y salvarte.


¡Que sean humillados mis perseguidores y no yo; que ellos tiemblen de miedo, no yo! Desata sobre ellos todas las calamidades, aplástalos bien aplastados.


No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.


¡Que todos mis contrarios se confundan, y no puedan reponerse, que en un instante se aparten, llenos de vergüenza!


¡Queden avergonzados y humillados todos los que atentan contra mi vida; que retrocedan confundidos los que se alegran con mi desgracia!'


Queden avergonzados y humillados, todos los que se ríen de mi desgracia. Queden cubiertos de infamia y de desprecio los que se alzan contra mí.


¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?


Y echaré encima de ustedes una vergüenza eterna, una mancha que nunca se borrará.


Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todas las naciones; y quedé libre de la boca del león.


Quedarán confundidos y humillados los fabricantes de ídolos, y se irán avergonzados.


Vengan a ver las obras de Dios: sus milagros que a los hombres espantan.


Muchos de los que duermen en el lugar del polvo despertarán, unos para la vida eterna, otros para vergüenza y horror eternos.


Tú nos responderás, como es debido, con maravillas, Dios Salvador nuestro, esperanza de las tierras lejanas y de las islas de ultramar,


pues el Señor, el altísimo, es terrible, es un gran rey en toda la tierra.


No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.


me han atacado mucho desde joven, pero no me vencieron.


Yavé, acuérdate de mí y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No detengas más tu ira. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones.


El viento dispersará a todos tus pastores, y tus amantes partirán al destierro. Entonces quedarás avergonzada y decepcionada de todos esos amantes.


Tú mantienes tu bondad por mil generaciones, pero castigas la falta de los padres en sus hijos. ¡Oh Dios grande y poderoso, que te llamas Yavé de los Ejércitos,


Este día hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y una muralla de bronce frente a la nación entera: frente a los reyes de Judá y a sus ministros, frente a los sacerdotes y a los propietarios.


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