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Isaías 9:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Los zapatos que hacían retumbar la tierra y los mantos manchados de sangre van a ser quemados: el fuego los devorará.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues tú quebrantarás el yugo de su esclavitud y levantarás la pesada carga de sus hombros. Romperás la vara del opresor, tal como lo hiciste cuando destruiste al ejército de Madián.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque el yugo de su carga y la vara de su hombro, Y el cetro de su opresor,° Los quebraste, como en el día de Madián.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Porque toda bota que pisa con estrépito y el manto empapado de sangre serán combustible, pasto del fuego.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.

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Isaías 9:4
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Destrozaré a Asur en mi propio país y lo aplastaré en mis cerros; así ustedes se librarán de su yugo y de su carga, que pesa sobre los hombros.


Cuando llegue aquel día, dice Yavé de los Ejércitos, quebraré el yugo que pesa sobre su cuello y romperé sus ataduras. Ya no estarán más sometidos a extranjeros,


Voy a quebrar el yugo que pesa sobre ti y a romper tus cadenas.


Te mantendrás firme por la justicia y no tendrás que temer la opresión; el terror no se te acercará.


A tus opresores los haré comer su propia carne. y se emborracharán con su sangre como si fuese vino. Y todo mortal sabrá que yo, Yavé, soy tu Salvador y que tu Redentor es el Campeón de Jacob.


Pues yo soy Yavé, Dios de ustedes, que los saqué del país de Egipto para que no fueran más esclavos de ellos, y rompí el bastón de sus vigilantes para que salieran ustedes con la cabeza alta.


De tu espada vivirás y a tu hermano servirás; pero cuando así lo quieras, quitarás su yugo de tu cuello.


¡Ay de Asur, que es el bastón de mi ira, el garrote que usa mi furor!


Jamás el cetro impío se impondrá sobre la parcela de los justos, no sea que los justos ensangrienten sus manos en el crimen.


¿Acaso te has olvidado de Yavé, que te creó, que extendió los cielos y que fundó la tierra? Pues te lo pasas siempre asustado al ver la rabia del tirano, que trata, por todos los medios, de destruirte. Pero, ¿dónde está ahora su rabia?


Me había enojado con mi pueblo y había rechazado a los míos. Los había entregado a tus manos, pero tú no tuviste compasión y, sobre el anciano, hiciste caer tu yugo aplastante.


Yo quité la carga de su espalda, sus manos han dejado la canasta


Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: 'Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz.


Dales hospedaje a los fugitivos de Moab, ofréceles un asilo frente al saqueador. (Cuando se termine la opresión, y se hayan alejado los que aplastan al país.


¡Sacude el polvo! ¡Levántate, Jerusalén, tú que estabas cautiva, y desata las ligaduras de tu cuello, Hija de Sión!


Lloren por él todos ustedes, sus vecinos, ustedes, que conocían su fama. Digan: '¿Cómo ha sido roto este bastón tan firme, esta vara tan preciosa?'


Por eso, Yavé de los ejércitos enviará a sus hombres forzudos la debilidad y prenderá fuego a su lujo como se enciende la leña.


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