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Isaías 60:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¡Pero si las islas ahora creen en mí! mira cómo los barcos de Tarsis acuden, trayendo de lejos a tus hijos, con su plata y su oro, a causa del Nombre de Yavé, tu Dios, del Santo de Israel que te ha glorificado.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Son barcos de los confines de la tierra, de países que confían en mí, con los grandes barcos de Tarsis a la cabeza. Traen al pueblo de Israel de regreso a su hogar desde muy lejos, transportando su plata y su oro. Honrarán al Señor tu Dios, al Santo de Israel, porque él te ha llenado de esplendor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Ciertamente, en mí esperarán las costas; Las naves de Tarsis vendrán a la cabeza, Trayendo tus hijos de lejos, Y con ellos su plata y su oro, A causa del nombre de YHVH tu Dios, Del Santo de Israel, que te ha glorificado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Es que a mí me esperan las islas, y las naves de Tarsis en vanguardia, para traer a tus hijos de lejos, y con ellos su plata y su oro, para el nombre de Yahveh, tu Dios, y para el Santo de Israel, que te glorifica.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Ciertamente me esperarán las islas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.

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Isaías 60:9
46 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Así, tú ahora vas a llamar a una nación que no conocías, una nación que no te conocía correrá por verte. Esto será nada más que por Yavé, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha puesto arriba.


a los barcos de ultramar y las naves lujosas. El orgullo del hombre será doblegado y las glorias humanas, humilladas.


Mi justicia está por llegar; ya he mandado mi salvación y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos. Las islas también esperan en mí y cuentan con mi intervención.


Al mismo tiempo, el Señor volverá a tender su mano para rescatar al resto de su pueblo, a los que todavía queden en Asur y Egipto, en Patros, Etiopía y Elam, en Senar, Jamat y las islas del mar.


En cambio, la Jerusalén de arriba es libre y es nuestra madre.


Escúchenme, islas lejanas, pongan atención, pueblos. Yavé me llamó desde el vientre de mi madre, conoció mi nombre desde antes que naciera.


¡Cántenle a Yavé un nuevo canto, que lo alaben hasta los extremos del mundo! ¡Que lo celebre la gente del mar y cuanto él contiene, las islas con sus habitantes!


No se dejará quebrar ni aplastar, hasta que establezca el derecho en la tierra. Las tierras de ultramar esperan su ley.


Ustedes están en Cristo Jesús, y todos son hijos de Dios gracias a la fe.


El Señor le contestó: 'Vete. Este hombre es para mí un instrumento excepcional, y llevará mi Nombre a las naciones paganas y a sus reyes, así como al pueblo de Israel.


Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.


luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.


Los hombres de Juda participarán en el combate de Jerusalén, y luego recogerán los despojos de todas las naciones vecinas: oro, plata, trajes en grandes cantidades.


Yavé será su terror cuando venga a destronar a todos los dioses de la tierra y lo adoren, cada uno en su propio país, los que viven en las islas de los paganos.


Y allí resonarán los cantos de acción de gracias y los gritos de alegría. Los multiplicaré en vez de disminuirlos, los honraré en lugar de humillarlos.


Entonces llamarán a Jerusalén 'el trono de Yavé' y a su alrededor se juntarán todas las naciones, sin seguir más la dureza de sus malos corazones.


Levanta los ojos a tu alrededor y contempla: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos y tus hijas son traídas en brazos.


Corría tras las ganancias injustas; me enojé por un momento, le pegué y en mi enojo le escondí mi cara. Pues él, rebelde, no hacía más que seguir las indicaciones de su corazón,


Le diré al norte: 'Entrégamelos', y al sur: 'No los retengas más. Devuelve a mis hijos y a mis hijas desde el lejano fin del mundo,


Porque tú vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí.


De todo lo que has dicho te llenarás el estómago; comerás hasta saciarte de lo que ha salido de tus labios.


Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributo; los reyes de Arabia y de Etiopía le harán llegar sus cuotas.


Por ese entonces no había rey en Edom, sino solamente un gobernador real.


Salomón tenía en el mar, junto con la flota de Jiram, navíos para las expediciones lejanas. Cada tres años volvía la flota de ultramar, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.


La fama de Salomón llegó hasta donde la reina de Saba; fue a ponerlo a prueba con enigmas de sabiduría.


Cuando un extranjero que no es de tu pueblo Israel, pero que venga de un país lejano debido a tu Nombre,


Respondieron: 'La fama de Yavé, tu Dios, nos movió a venir de un país muy lejano. Oímos hablar de todo lo que hizo en Egipto,


Y El le contestó: 'Toda mi bondad va a pasar delante de ti, y yo mismo pronunciaré ante ti el Nombre de Yavé. Pues tengo piedad de quien quiero, y doy mi preferencia a quien la quiero dar.


Que Dios agrande a Jafet y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán esclavo de ellos.


así es como el viento del oriente estrella a los navíos de Tarsis.


También alaban a Yavé las islas del mar; ¡Islas del mar, aviven el Nombre de Yavé, Dios de Israel!'


El Señor Yavé te responde de esta manera: Hago señas con la mano a las naciones y levanto mi bandera para que la vean los pueblos. Te traerán a tus hijos en brazos y a tus hijas sobre los hombros.


Te inundará una multitud de camellos: llegarán los de Madián y Efá. Los de Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso, y proclamando las alabanzas de Yavé.


Daré a conocer mi Santo Nombre en medio de mi pueblo de Israel; no permitiré que se lo profane más, y sabrán las naciones que yo soy Yavé, el Santo de Israel.


¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero.


el día en que vendrán a ti desde Asiria hasta Egipto, desde Tiro hasta el Eufrates, de uno a otro mar, de una a otra cordillera.


¡El Señor reina, alégrese la tierra, regocíjense las islas numerosas!


Mi victoria ya se aproxima, ya llega, y mi salvación no se demorará más. Instalaré mi salvación en Sión, y daré a Israel la grandeza.


Pues Yavé lo asegura: Yo voy a hacer correr hacia ella, como un río, la paz, y como un torrente que lo inunda todo, la gloria de las naciones. Ustedes serán como niños de pecho llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas.


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