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Isaías 6:8 - Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Y oí la voz del Señor que decía: '¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?' Y respondí: 'Aquí me tienes, mándame a mí.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?». —Aquí estoy yo —le dije—. Envíame a mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Entonces oí la voz de Adonay que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y dije: ¡Heme aquí, envíame a mí!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yo oí la voz del Señor, que decía: '¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?'. Aquí estoy yo -respondí-, envíame.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

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Isaías 6:8
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

A mí, el menor de todos los creyentes, se me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos la incalculable riqueza de Cristo


Pero el Señor me dijo: 'Anda; ahora te voy a enviar lejos, a las naciones paganas.


Me he dejado hallar por los que no preguntaban por mí y me he dejado encontrar por los que no me buscaban. Dije: 'Aquí me tienen' a una nación que no invocaba mi nombre.


Pero ya no me preocupo por mi vida, con tal de que pueda terminar mi carrera y llevar a cabo la misión que he recibido del Señor Jesús: anunciar la Buena Noticia de la gracia de Dios.


Dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.'


Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros.


Oí entonces el ruido de sus alas, como el ruido de aguas caudalosas, como la voz del Dios Todopoderoso. Cuando caminaban se sentía un ruido como de tempestad, como el estruendo de una multitud; cuando se detenían replegaban sus alas.


Y Yavé decía: '¿Quién engañará al rey de Israel para que salga en campaña y se deje matar en Ramot de Galaad? Uno respondía de una manera, y otro, de otra.


El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla.


Entonces Yavé Dios dijo: 'Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Arbol de la Vida, pues viviría para siempre.


Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'


Yo, rey Agripa, no rechacé esta visión celestial.


Yavé lo llamó: '¡Samuel! ¡Samuel!' Respondió: 'Aquí estoy'.


Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: '¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!'


Tiempo después, Dios quiso probar a Abrahán y lo llamó: 'Abrahán. Respondió él: 'Aquí estoy.


pero el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: 'Abrahán, Abrahán. Contestó él: 'Aquí estoy.


Entonces él me vio, se dio vuelta y me llamó. Le dije: 'Aquí me tienes.


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