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Isaías 5:26 - Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Le hace señas a una nación lejana y le pega un silbido desde el fin del mundo; ella ligerito llega con rapidez.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Él enviará una señal a las naciones lejanas y llamará con un silbido a los que están en los confines de la tierra; ellos irán corriendo a Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Alzará pendón a un pueblo lejano; Silbará hacia el extremo de la tierra: ¡Mirad cuán rápida y velozmente viene!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Alzará una enseña a un pueblo lejano, le silbará desde el extremo de la tierra; mirad: llega rápido, ligero;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y alzará pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto y velozmente.

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Isaías 5:26
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Les daré un silbido para juntarlos, pues yo los he rescatado, y serán tan numerosos como antes.


Aquel día Yavé llamará con un silbido: de los ríos de Egipto vendrán los tábanos y del país de Asiria las avispas.


Ustedes, habitantes del universo y pobladores de la tierra, miren esta bandera en lo alto de los cerros, y escuchen el sonido del clarín.


Yavé hará venir contra ti de un país remoto, como un vuelo de águila, a un pueblo cuya lengua no entenderás.


Levantará una bandera que se verá desde el extranjero, para juntar a los desterrados de Israel, y reunirá a los dispersos de Judá desde los cuatro puntos cardinales.


Desde donde sale el sol hasta el ocaso, en cambio, todas las naciones me respetan y en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura. Porque mi Nombre es grande en las mismas naciones paganas, dice Yavé de los ejércitos.


Sus caballos son más rápidos que las panteras, más tenaces que los lobos de la estepa;'


Corren como valientes, como asaltantes suben las murallas; cada uno va delante sin equivocarse de camino.


Nuestro fin estaba cercano y, cumplidos nuestros días, ha llegado.


¡Agiten banderas por el mundo entero y toquen el clarín en todas las naciones! Preparen los países para atacarla, citen a los reinos de Ararat, Minni y Askenaz para que marchen contra ella; que entre en acción el oficial de reclutamiento. Lancen a la carga la caballería como una nube de langostas rabiosas.


Gente de Israel, Yavé les habla: Estoy trayendo de muy lejos una nación contra ustedes. Es una nación invencible y muy antigua, cuyo idioma desconoces.


Miren cómo el destructor se levanta como las nubes, sus carros parecen un huracán y sus caballos son más rápidos que las águilas. ¡Pobres de nosotros, estamos perdidos!


Entonces Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: '¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?' Y Ezequías respondió: 'Han venido de un país lejano, de Babilonia.


Pero ustedes no lo han aceptado y han dicho: '¡Mejor huiremos a caballo!' ¡Pues bien, huyan no más! Y han añadido: 'En rápidos carros. ¡Muy bien, sus perseguidores serán todavía más rápidos!'


Yavé y los defensores de su causa llegan de lejanas tierras, más allá del horizonte, para arrasar toda la tierra.


En lo alto de un cerro pelado coloquen una bandera, lancen gritos de guerra, háganles señas con la mano para que entren por las puertas de los príncipes.


Pues domina del uno al otro Mar, del Río hasta el confín de las tierras.


Portabas la bandera de los que te temen, pero la pusiste detrás para que huyeran del arco.


¿Qué harán el día en que se arreglen las cuentas? ¿A dónde huirán, y quién los ayudará cuando, desde lejos, venga el desastre? ¿Dónde encerrarán sus riquezas?


Yo he dado órdenes a mis Santos, a mis guerreros alegres y gloriosos, instrumentos de mi venganza.


Escuchen ese rugido que viene de las montañas como de una inmensa muchedumbre. Escuchen el ruido de los reinos o de las naciones reunidas. Es Yavé de los Ejércitos, que pasa revista al ejército dispuesto para la guerra.


Les entrará tanto miedo que huirán sin que nadie los detenga, y sus jefes, espantados, dejarán tirado el estandarte. Esta es palabra de Yavé, cuyo fuego arde en Sión y su horno está en Jerusalén.


Esto dice Yavé: ¿No eres tú aquel de quien hablaba en los tiempos antiguos por boca de mis servidores, los profetas de Israel? Desde esos días y a lo largo de los años han profetizado que te haría venir en contra de ellos.


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