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Isaías 5:24 - Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Así como las llamas queman el rastrojo y como el pasto seco se consume en el fuego, así se pudrirá su raíz y el viento se llevará su flor junto con el polvo. Pues han rechazado la ley de Yavé Sabaot y han despreciado la palabra del Santo de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos, y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama, así las raíces de ellos se pudrirán y sus flores se marchitarán. Pues han rechazado la ley del Señor de los Ejércitos Celestiales; han despreciado la palabra del Santo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Porque como la lengua de fuego devora el rastrojo, y la paja se consume en la llama, Su raíz se pudrirá y sus brotes se desvanecerán como el tamo, Porque desecharon la Ley de YHVH Sebaot, Y despreciaron la palabra del Santo de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Por eso, cual la lengua de fuego devora el rastrojo y el heno se consume en la llama, su raíz se convertirá en podredumbre y su flor subirá como el polvo. Pues despreciaron la ley de Yahveh Sebaot, desdeñaron la palabra del Santo de Israel.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

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Isaías 5:24
44 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

En vista de eso, así habla el Santo de Israel: 'Ya que ustedes no han hecho caso a estas advertencias y han recurrido más bien a las tasas impuestas y a la mentiras,


Sus raíces abajo se secan y sus ramas arriba se marchitan.


Tiene la pala en sus manos para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en sus graneros, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se apaga.


Es como el estruendo de carros, como el sonido de la llama de fuego que devora la paja seca. Son como un ejército poderoso en orden de batalla.


Serán todos como paja que devora el fuego, ninguno de ellos podrá salvarse de las llamas, -y no serán brasas para el pan, o brasero para calentarse-.


Es un pueblo que nunca está conforme, son hijos hipócritas, que se niegan a escuchar los consejos de Yavé.


Tu Gloria derriba a tus adversarios, despachas tu furor y los devora como paja.


Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo.


Atiendan ustedes, gente engreída, asómbrense y desaparezcan. Porque voy a realizar en sus días una obra tal, que si se la contaran no la creerían.


El que me rechaza y no recibe mi palabra ya tiene quien lo juzgue: la misma palabra que yo he hablado lo condenará el último día.


Quien les escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.


En cambio, los fariseos y los maestros de la Ley no pasaron por su bautismo, y con esto desoyeron el llamado que Dios les dirigía.


Ya tiene la pala en sus manos para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en sus bodegas, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se apaga.


Porque ellos, espinos enredados, serán consumidos enteramente como se consume la paja seca,


Yo, también, los saqué a ustedes de Egipto y los conduje por el desierto durante cuarenta años, para que tomaran posesión del territorio amorreo.


Efraím se está muriendo, sus raíces se están secando y ya no habrá más frutos. Y aunque tengan hijos, yo haré morir el apreciado fruto de su seno.


Pues bien, yo seré como polilla para Efraím y como carcoma para la gente de Judá. Efraím sabe que está enfermo,


Los sabios pasarán vergüenza, serán confundidos y caerán en la trampa. Como despreciaron la palabra de Yavé, ¿qué les queda ahora como sabiduría?


Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley.


Este pueblo se ha asustado ante los reyes de Damasco y Samaria, y no hizo más caso de las aguas de Siloé que corren mansamente.


tú que odias mis reprensiones y te echas mis palabras a la espalda?


Pero, se rebelaron y se alzaron contra ti, y se echaron tu Ley a la espalda. Mataron a los profetas que los invitaban a volverse hacia ti y cometieron grandes crímenes.


Pero Samuel dijo a Saúl: 'Esta vez no iré contigo. Ya que despreciaste la palabra de Yavé, Yavé te ha desechado: ya no reinarás más sobre Israel'.


La rebelión es un pecado tan grave como la brujería; la desobediencia es un crimen tan grave como la idolatría. ¡Ya que rechazaste la palabra de Yavé, Yavé te echa de la realeza!'


¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿Contra quién alzaste la voz y elevaste tu mirada llena de orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!


¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos! Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel.


El hombre importante quedará como un trapo y su trabajo como una chispa; se quemarán los dos juntos, y no habrá nadie para apagar el fuego.


Samaria es la capital de Efraím, y el hijo de Romelía es sólo jefe de Samaria. (Pues bien, dentro de cinco o seis años Efraím será destruido, dejará de ser un pueblo.) Pero si ustedes no creen, no permanecerán.


El enojo de Yavé de los Ejércitos ha sacudido el país y el pueblo ha sido pasto de las llamas. Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.


Muerden a derecha, y todavía siguen con hambre; comen a izquierda, y no quedan satisfechos.


Por eso, una maldición ha devorado la tierra por culpa de sus habitantes; por eso, se han ido muriendo y sólo quedan unos pocos. ('


¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!'


No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir.


El pueblo recorría todo el país de Egipto en busca de paja para machacar.


En vez de lluvia, Yavé te mandará cenizas y polvo, que caerán del cielo hasta que te hayan barrido.


Sus raíces serpenteaban por la pendiente, se adherían a las rocas.


Por eso, así habla Yavé: Los habitantes de Jerusalén son como la madera de parra que se echa al fuego junto con los árboles silvestres.


Prenderé fuego a Judá y se quemarán los palacios de Jerusalén.


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