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Isaías 44:18 - Biblia Católica (Latinoamericana)

18 No saben ni entienden. Sus ojos están tapados y no ven; su inteligencia no se da a la razón.

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Biblia Reina Valera 1960

18 No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¡Cuánta estupidez y cuánta ignorancia! Tienen los ojos cerrados y no pueden ver; tienen la mente cerrada y no pueden pensar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 No comprenden ni distinguen, sus ojos han sido cerrados para no ver y su corazón para no entender.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 No conocen ni comprenden que sus ojos están tan pegados que no ven y sus corazones no entienden.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 No saben ni entienden; porque Él ha cerrado sus ojos para que no vean y su corazón para que no entiendan.

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Isaías 44:18
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Oye pueblo estúpido y tonto, que tienes ojos y no ves, orejas y no oyes.


Los dejé, pues, que siguieran sus caprichos y caminaran según su parecer.


Mientras hacen caso de las alabanzas que se dan unos a otros y no buscan la gloria que viene del Unico Dios, ¿cómo podrán creer?


¿Por qué no entienden mi lenguaje? Porque no pueden acoger mi mensaje.


Es un espíritu que adormece, el que Yavé les ha enviado; les ha cerrado los ojos a ustedes los profetas, y a ustedes los videntes, les ha vendado los ojos.


Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo.


Muchos serán purificados, blanqueados y puestos a prueba; los malos harán el mal y no comprenderán, mas los que tienen el conocimiento comprenderán.


Los malos no entienden nada de moral, los que buscan a Yavé lo comprenden todo.


El buey conoce a su dueño y el burro el pesebre de su señor; pero Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.


Así queda descalificada la sabiduría de los mortales. El platero debería avergonzarse de su ídolo, porque sus estatuas no son más que mentira, que nunca respiran.


Ese es un hombre que se alimenta de cenizas; tiene su corazón engañado y se perderá. ¿No será capaz de recapacitar y de preguntarse: '¿Qué tengo en las manos sino puras mentiras?'


El permitió en las generaciones pasadas que cada nación siguiera su propio camino,


Reúnanse y vengan, acérquense y traten de entender, ustedes que sobreviven entre las naciones: Son tontos los que le creen a una estatua, a una cosa de madera, y rezan a un dios incapaz de salvar.


Raza de víboras, si ustedes son tan malos, ¿cómo pueden decir algo bueno? La boca siempre habla de lo que está lleno el corazón.


Efraím, ¿qué tienes ya que ver con los ídolos? Yo te miro y aguardo tu respuesta, yo que soy como un ciprés siempre verde: si tienes frutos, esto te viene de mí.


Todos ellos son bestias y estúpidos, pues sus ídolos demuestran su necedad.


A pesar de que hacen de pastores, son perros hambrientos que no se llenan con nada. Son gente incapaz de comprender. Cada uno sigue su propio camino, o busca su propio interés:


El de corazón torpe de esto nada sabe y el insensato nada de esto entiende.


Los que se dedican a tallar estatuas de dioses no son nada por muchos que sean, y esas obras a las que quieren no sirven para nada. Sus partidarios no ven ni entienden nada, pero al fin se decepcionarán.


No pueden ver a una mujer sin desearla, no se cansan de pecar y de seducir a las almas poco firmes. Son gente maldita, que tienen el corazón ejercitado en la codicia.


¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos!'


No reflexionan ni son capaces de pensar o entender y decirse: 'He echado la mitad al fuego, he puesto a cocer el pan sobre las brasas, he asado la carne que me comí, ¿y con lo que sobra voy a hacer esta tontería? ¿Y me voy a agachar ante un trozo de madera?'


Todo hombre entonces se siente estúpido, imbécil, y el platero se avergüenza de su ídolo, pues sus estatuas no son más que mentiras, que nunca respiran.


Cuando se secan las ramas, las quiebran y luego las mujeres les prenden fuego. Eso se debe a que este pueblo no quiere entender, por eso su Hacedor no se compadece de ellos, ni los perdonará el que los ha creado.


Hijo de hombre, tú vives en medio de rebeldes, que tienen ojos para ver pero no ven, oídos para oír y no oyen. Realmente son una banda de rebeldes.


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