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Isaías 41:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados; tus adversarios serán reducidos a la nada y perecerán.

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Biblia Reina Valera 1960

11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 »¿Ves? Todos tus furiosos enemigos están allí tendidos, confundidos y humillados. Todo el que se te oponga morirá y quedará en la nada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Serán avergonzados y confundidos Todos los que están airados contra ti, Serán como nada y perecerán Los que contienden contra ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Mira: quedarán confundidos y avergonzados todos los que se enojan contigo; serán como nada y perecerán los hombres que contigo discuten.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; los que contienden contigo serán como nada y perecerán.

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Isaías 41:11
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si le escuchas y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.


Justicia y fuerza están sólo en Yavé. Vendrán a verlo muy humilditos los mismos que se enfurecían con él,


Mira que voy a tomar a algunos de la sinagoga de Satanás, de esos que se llaman judíos y no lo son, sino que mienten. Yo haré que vayan y se postren a tus pies, porque habrán visto que te amo.


Fueron a la prisión acompañados por un grupo de amigos de Pablo y les pidieron que se marcharan, diciéndoles: '¡Cómo íbamos a pensar que ustedes fueran muy buena gente!' Y cuando Pablo y Silas estaban para irse, les rogaron: 'Ahora que se van libres, por favor, no nos creen problemas por haberles hablado duramente'.


Ningún arma que hayan forjado contra ti resultará, y harás callar a cualquiera que te acuse. Este es el premio para los servidores de Yavé y la victoria que les garantizo, dice Yavé.


Todos tus ministros vendrán a mí, se postrarán delante de mí y me pedirán por favor que nos vayamos, yo y todo el pueblo de Israel. Después de esto, nos iremos. Moisés volvió muy enojado de la presencia de Faraón.


Jerusalén, en ese entonces, será como una piedra que tratarán de levantar todos los pueblos; pero cuantos lo hagan quedarán desgarrados ( ).


A tus opresores los haré comer su propia carne. y se emborracharán con su sangre como si fuese vino. Y todo mortal sabrá que yo, Yavé, soy tu Salvador y que tu Redentor es el Campeón de Jacob.


Pues todos ellos no valen nada, nada son sus obras y sus ídolos, puro aire y vacío.


Les sucederá como al hambriento que come en sueños y que se despierta con el estómago vacío; o como al sediento que sueña que bebe, pero se despierta con la garganta seca. Así les pasará a todas las naciones, a los que hayan venido para atacar a Sión.


Pero no, ustedes son nada, y sus obras no valen nada. Es una locura seguirlos a ustedes.


Todos los países son como nada delante de él, valen un cero, no se toman en cuenta.


Pero El las amenaza, y de muy lejos huyen, como polvillo de los cerros movido por el viento, o como un remolino, por el huracán.


Y, en un momento, de repente, la multitud de los atacantes será como paja al viento, y las huestes de tus enemigos como polvo fino.


Como un sueño que se tiene de noche, así será para la multitud de naciones, que iban a pelear contra Ariel, para sus ejércitos que la rodeaban, para sus trincheras y sus empalizadas.


Allí tendrán su casa los chivos; y ya no habrá nobles para elegir a un rey, pues todos sus príncipes habrán desaparecido.


Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón, y díganle que su jornada ha terminado, que ha sido pagada su culpa, pues ha recibido de manos de Yavé doble castigo por todos sus pecados.


Si alguien te ataca, no será de parte mía; el que se lance contra ti, ante ti caerá.


Israel era la cosa sagrada de Yavé, la parte mejor de su cosecha. Quien comiera de sus frutos tenía que pagar y pronto le venía la desgracia, palabra de Yavé.


Sucedió que, a media noche, Yavé hirió de muerte a todo primogénito del país de Egipto, desde el primogénito de Faraón que está sentado en el trono, hasta el del preso que está en la cárcel, y a todos los primeros nacidos de los animales.


Sí, afirma Yavé: Le arrebatarán su prisionero al vencedor y dejarán sin su parte al soldado. Al que contienda contigo, con él yo pelearé, y yo mismo salvaré a tus hijos.


Pero si se niegan a obedecerme, arrancaré a aquella gente y la haré desaparecer, dice Yavé.


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