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Isaías 40:10 - Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Sí, aquí viene el Señor Yavé, el fuerte, el que pega duro y se impone. Trae todo lo que ganó con sus victorias, delante de él van sus trofeos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Sí, el Señor Soberano viene con poder y reinará con brazo poderoso. Miren, él trae consigo su recompensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Mirad: Adonay YHVH viene con poder, y su brazo manda! ¡He aquí su galardón con Él y su recompensa lo precede!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Mirad al Señor Yahveh que viene con poder y su brazo gobierna. Mirad: con Él viene su recompensa y le precede su paga.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con mano fuerte, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con Él, y su obra delante de su rostro.

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Isaías 40:10
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Voy a llegar pronto, y llevo conmigo el salario para dar a cada uno conforme a su trabajo.


Pues Yavé lanza una proclamación, que la oigan hasta en el último rincón de la tierra: 'Díganle a la hija de Sión: Mira cómo ya llega tu Salvador. Anda trayendo el premio por su victoria y delante de él van sus trofeos.


Harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y con él vencerán los suyos, los llamados y elegidos y que se mantienen fieles.


Jesús se acercó y les habló así: 'Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra.


Mientras que yo pensaba: 'He trabajado en balde, en vano he gastado mis fuerzas, para nada. Yavé, sin embargo, protegía mis derechos, mi Dios guardaba mi salario, pues soy importante para Yavé, y mi Dios se hizo mi fuerza.


La verdad ya no existe, y el que se aparta del mal es despojado.


En cambio quienes pecan son del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. Para esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del Diablo.


según dice la Escritura: No temas, ciudad de Sión, mira que viene tu Rey montado en un burrito.


juzga a las naciones; está lleno de cadáveres, y de cabezas rotas a lo ancho de la tierra.


Puesto que esos hijos son de carne y sangre, Jesús también experimentó esta misma condición y, al morir, le quitó su poder al que reinaba por medio de la muerte, es decir, al diablo.


Entonces tomaron ramos de palma y salieron a su encuentro gritando: '¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Rey de Israel!'


Por eso, le daré en herencia muchedumbres y lo contaré entre los grandes, porque se ha negado a sí mismo hasta la muerte y ha sido contado entre los pecadores, cuando llevaba sobre sí los pecados de muchos e intercedía por los pecadores.


Digan a Dios: ¡Qué terribles son tus obras! Tu fuerza es tal que tus enemigos se convierten en tus aduladores.


Luego vi un trono grande y espléndido y a uno que estaba sentado en él; el cielo y la tierra huyeron al verlo sin que quedaran huellas de ellos.


Estoy para enviar a mi mensajero, al que despejará el camino delante de mí; pues pronto entrará en su santuario el Señor que ustedes piden. Fíjense que ya llega el mensajero de la alianza que ustedes tanto desean, dice Yavé de los ejércitos.


He aquí que uno, robusto y macizo, mandado por el Señor, los tirará al suelo de un empujón, como si fuese una fuerte granizada, un viento huracanado o una inundación de lluvias torrenciales.


¡Yavé, ten compasión, pues en ti esperamos! Sé tú nuestro apoyo, por la mañana, y nuestra salvación en el tiempo de la angustia.


Mi justicia está por llegar; ya he mandado mi salvación y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos. Las islas también esperan en mí y cuentan con mi intervención.


Vio que no había nadie y se sorprendió de que nadie interviniera. Entonces intervino personalmente y con la fuerza de su justicia,


A cada uno le va a dar su merecido: enojo para sus adversarios y castigo para sus enemigos.


Miré a mi alrededor y me asombré: no había quién me ayudara. Así, es que no conté más que con mi brazo y mi enojo me dio fuerzas.


Después de estos sucesos, Yavé dirigió su palabra a Abram en una visión, y le dijo: 'No temas, Abram, yo soy tu protector. Tu recompensa será muy grande.


Así dice Yavé: Deja de lamentarte, y seca el llanto de tus ojos, ya que tu prueba tendrá su recompensa: tus hijos volverán del país enemigo.


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