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Isaías 30:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Es un pueblo que nunca está conforme, son hijos hipócritas, que se niegan a escuchar los consejos de Yavé.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 de que este es un pueblo rebelde y terco que se niega a hacer caso a las instrucciones del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Porque pueblo rebelde es éste, Hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la Ley de YHVH;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren oír la ley de Yahveh;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

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Isaías 30:9
36 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ay de estos hijos rebeldes, dice Yavé, que traman unos proyectos que no son los míos y que se comprometen con pactos ajenos a mi espíritu, de modo que acumulan así pecados y más pecados.


Pero para los cobardes, los renegados, los corrompidos, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras, en una palabra, para todos los falsos, su lugar y su parte es el lago que arde con fuego de azufre, que es la segunda muerte.


Ustedes son un pueblo de cabeza dura, y la circuncisión no les abrió el corazón ni los oídos. Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo, al igual que sus padres.


No ha escuchado el llamado, no ha aceptado la corrección, no ha puesto su confianza en Yavé ni se ha acercado a su Dios.


¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos! Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel.


El que se niega a escuchar la Ley, hasta su oración indispone a Dios.


Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


Sólo hay juramentos en falso y mentiras, asesinato y robo, adulterio y violencia, crímenes y más crímenes.


Que cada uno desconfíe de su amigo y que no tenga confianza ni en su hermano, porque el hermano sólo piensa en suplantar al otro y el amigo anda levantando calumnias.


Ustedes siguen cometiendo todas estas maldades que acabo de decir, y por más que se lo advertí no me han escuchado; hablé y no me hicieron caso.


Dijo: 'En realidad son mi pueblo, hijos que no me harán traición. Y se hizo su salvador'


Ustedes dicen: 'Hemos hecho un contrato con la Muerte, y con el lugar de los muertos hemos firmado un acuerdo. El vendaval destructor pasará y no nos llevará, pues nos refugiaremos en ilusiones y nos esconderemos tras mamparas.


Escuchen, jefes de Sodoma que esto es palabra de Yavé; presten atención, pueblo de Gomorra, a las advertencias de nuestro Dios:'


Habló Yavé a Manasés y a su pueblo, pero no le hicieron caso.


Les voy a esconder mi rostro, a ver qué será de ellos. Estos son una generación perversa, hijos de los que uno no se puede fiar.


Para que no sean, a ejemplo de sus padres, una generación rebelde y obstinada, incapaz de mantener su decisión y cuyo espíritu no era fiel a Dios.


¡Cielos y tierra, oigan! Escuchen la queja de Yavé: 'Crié hijos hasta hacerlos hombres, pero se rebelaron contra mí.


Así como las llamas queman el rastrojo y como el pasto seco se consume en el fuego, así se pudrirá su raíz y el viento se llevará su flor junto con el polvo. Pues han rechazado la ley de Yavé Sabaot y han despreciado la palabra del Santo de Israel.


La tierra ha sido profanada por los pies de sus habitantes, que pasaron por alto las leyes, violaron los mandamientos y no cumplieron el contrato eterno.


Le he tendido la mano todos los días a un pueblo desobediente, que seguía un camino que no era bueno, tras sus propios caprichos.


Se han cumplido las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que prohibió a sus hijos tomar vino y no han bebido hasta la fecha por obedecer a la orden de su padre. En cambio, yo les he hablado a ustedes sin parar, insistentemente, y ustedes no me han escuchado.


Habla, pues, en figuras para esa banda de rebeldes. Dirás de parte de Yavé: Pon la olla en el fuego y échale agua.


Los dejé, pues, que siguieran sus caprichos y caminaran según su parecer.


¡Ay de Asur, que es el bastón de mi ira, el garrote que usa mi furor!


Yo lo he enviado contra una nación impía, contra un pueblo que me molesta, para que lo saquee y le quite todo lo que tiene y lo pisotee como el polvo de las calles.


Yo sabía que eres porfiado, que tu cuello es como una barra de hierro y que tienes la frente como de bronce.


Diles, entonces, esto: Esta es la nación que no ha escuchado la voz de Yavé, su Dios, ni ha querido aprender. La fidelidad ha muerto, ha desaparecido de su boca.


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