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Isaías 30:19 - Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Sí, pueblo de Sión, que vives en Jerusalén, ya no llorarás más. El se compadecerá de ti al sentir tus lamentos, lo llamarás y te atenderá.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Oh pueblo de Sion, que vives en Jerusalén, ya no llorarás más. Él será compasivo si le pides ayuda; sin ninguna duda, él responderá a los clamores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Oh pueblo de Sión que moras en Jerusalem, en verdad nunca más volverás a llorar; en verdad Aquél que es compasivo se compadecerá de ti, y te responderá al oír la voz de tu clamor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Y tú, pueblo mío, que estás en Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más; porque tendrá piedad de ti cuando escuche tu gemido, apenas lo oiga, te responderá.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Porque el pueblo habitará en Sión, en Jerusalén; no llorarás más; Ciertamente Él tendrá misericordia de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.

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Isaías 30:19
42 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Tu sol no se pondrá jamás, y tu luna no desaparecerá más, porque Yavé será tu luz perpetua y se habrán acabado tus días de luto.


Antes que me llamen les responderé, y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos.


invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria.


Entonces, si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: 'Aquí estoy. Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas;'


porque el Cordero que está junto al trono será su pastor y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida; y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.


Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Felices ustedes los que lloran, porque reirán.


Y destruirá para siempre a la Muerte. El Señor Yavé enjugará las lágrimas de todos los rostros; devolverá la honra a su pueblo, y a toda la tierra, pues así lo ha dicho Yavé.


Llámame y te responderé; te mostraré cosas grandes y secretas que tú ignoras.


Haré nacer de Jacob una descendencia y de Judá herederos para mis montañas. Les corresponderán en herencia a mis elegidos y mis servidores harán allí sus casas.


Vendrán, cantando de alegría, al cerro de Sión, y acudirán para gozar de los regalos de Yavé, del trigo, vino y aceite, de las ovejas y bueyes. Su alma será como un huerto bien regado, y no volverán más a estar desganados.


Yo lloraba mucho al ver que nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de leerlo.


A Dios, cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos,


entonces todo Israel se salvará, según dice la Escritura: De Sión saldrá el libertador que limpiará a los hijos de Jacob de todas sus faltas.


¿Por qué ahora gritas de esa manera? ¿Te quedaste sin rey o desaparecieron tus ministros para que te quejes de dolor como mujer que da a luz?


Esto dice Yavé: Le concederé además esto a las oraciones de la casa de Israel: multiplicaré entre ellos a los hombres tanto como a los animales.


¡Escuchen! Son los fugitivos y los que escaparon del país de Babilonia que vienen a contar en Sión la venganza de Yavé nuestro Dios.


Vendrá un día en que los centinelas gritarán desde los cerros de Efraím: '¡Levántense, subamos a Sión, adonde está Yavé nuestro Dios!'


Así continúa Yavé: Tu herida es incurable, es una llaga dolorosa.


Por tanto, así se expresa Yavé de los Ejércitos: Oh pueblo mío, que vives en Sión, no le tengas miedo a Asur, que te da de palos, o que te pega con su bastón, como hacía Egipto.


Sí, en mi montaña santa, en una alta montaña de Israel, dice Yavé, toda la casa de Israel vendrá a rendirme homenaje. Allí recibiré y aguardaré sus ofrendas, las primicias de todo lo que me presenten, de todo lo que me consagren.


Yavé ha hecho brillar nuestros derechos. Vengan y contemos en Sión las obras de Yavé, nuestro Dios.


Partieron en medio de lágrimas, pero los hago regresar contentos; los voy a llevar a los arroyos por un camino plano para que nadie se caiga. Pues he llegado a ser un padre para Israel y Efraím es mi primogénito.


Mi victoria ya se aproxima, ya llega, y mi salvación no se demorará más. Instalaré mi salvación en Sión, y daré a Israel la grandeza.


y por ahí regresarán los libertados por Yavé; llegarán a Sión dando gritos de alegría, y con una dicha eterna reflejada en sus rostros; la alegría y la felicidad los acompañarán y ya no tendrán más pena ni tristeza.


Que se alegren y que estén contentos para siempre por lo que voy a crear. Pues Yo voy a hacer de Jerusalén un Contento y de su pueblo una Alegría.


¡Yavé, ten compasión, pues en ti esperamos! Sé tú nuestro apoyo, por la mañana, y nuestra salvación en el tiempo de la angustia.


Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Yavé, los escucho; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.


Yo quedaré contento con Jerusalén y estaré feliz con mi pueblo. Ya no se oirán, en adelante, sollozos ni gritos de angustia,


Así dice Yavé: Deja de lamentarte, y seca el llanto de tus ojos, ya que tu prueba tendrá su recompensa: tus hijos volverán del país enemigo.


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