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Isaías 28:1 - Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Ay de esa ciudad, pretenciosa corona de los borrachos de Efraím, espléndido adorno de flores marchitas en lo alto del valle fértil! ¡Todos quedan tendidos por el vino!

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción le espera a la orgullosa ciudad de Samaria, la corona gloriosa de los borrachos de Israel! Está asentada a la cabeza de un valle fértil, pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor. Es el orgullo de un pueblo que el vino derribó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de la arrogante corona de los ebrios de Efraín; De la flor marchita de su gloriosa hermosura, Que está sobre la cabeza de los que se glorían en la abundancia, aturdidos por el vino!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de la orgullosa corona de los ebrios de Efraín, y de la flor marchita de su espléndido atavío, que está en la cima del valle ubérrimo de los derribados por el vino!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, cuya gloriosa hermosura es flor que se marchita, la cual está sobre la cabeza del valle fértil de los vencidos por el vino!

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Isaías 28:1
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El día del rey los jefes se calientan y se embriagan, y él tiende su mano a los que se ríen


También éstos se tambalean bajo los efectos del vino, sacerdotes y profetas andan dando tumbos por haber tomado tanto. El vino los hace titubear y los licores fuertes les hacen perder los sentidos: divagan en sus visiones y tartamudean al dar sus sentencias.


Beben vino en grandes copas, con aceite exquisito se perfuman, pero no se afligen por el desastre de mi pueblo.


¡Ay de ustedes, los primeros de la primera de las naciones, a quienes acude todo el mundo en Israel! Ustedes descansan en su orgullo y se sienten seguros en el cerro de Samaria,


Pues bien, por todo lo que han hecho, yo los voy a aplastar contra el suelo, como aplasta la tierra la pala que muele la paja.


Yo, sin embargo, en atención a ustedes, destruí a los amorreos, tan altos como cedros y tan forzudos como encinas, cortándoles sus ramas y arrancándoles sus raíces.


He visto una cosa horrible en Betel; pues allá Efraím se prostituye, Israel se deshonra.


El orgullo de Israel lo condena. Israel y Efraím están en crisis a causa de su pecado.


Prostitución, vino y aguardiente se han hecho dueños de su mente.


Si se han venido abajo los ladrillos, edificaremos con piedras labradas; si han cortado los sicómoros, los reemplazaremos con cedros.


porque antes de que el niño sepa decir 'papá y mamá', la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.


¡Pobres de los que son valientes para beber vino, y campeones para mezclar bebidas fuertes,


¡Pobres de aquellos que se levantan muy temprano en busca de aguardiente y hasta muy entrada la noche continúan su borrachera!


¿De quién son los 'ayes'? ¿De quién son los lamentos? ¿De quiénes las peleas y las quejas? ¿De quiénes los golpes sin motivos y los ojos que ven doble?'


Pecaj, hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil judíos, todos ellos hombres valientes; es que habían abandonado a Yavé, el Dios de sus padres.


En tiempo de Pecaj, rey de Israel, Teglat-Falesar, rey de Asur, se apoderó de Iyón, de Abel-Bet-Maacá, de Jamaj, de Quedés, de Jazor, de Galaad y de la Galilea, de todo el territorio de Neftalí, y deportó a Asur a sus habitantes.


Quebrantaré su orgullosa fuerza; haré que el cielo sea de hierro para ustedes y la tierra de bronce.


que cuando llegue su hora, Efraím será destruido.


Todo ese pueblo ha sido testigo, la gente de Efraím y los habitantes de Samaria. Pero se hicieron fuertes y dijeron con soberbia:


Aram por el este y los filisteos por el oeste, que devoran a Israel a dentelladas. Ni con esto se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazando.


Escuchen esta palabra, vacas de Basán, damas de los cerros de Samaria: Ustedes oprimen a los débiles, aplastan a los menesterosos, y luego dicen a sus maridos: 'Sírvannos vino para tomar.


Tendidos en camas de marfil o arrellanados sobre sus sofás, comen corderitos del rebaño y terneros sacados del establo,


Juro por mí mismo, dice el Señor Yavé, el Dios de los Ejércitos: Yo aborrezco el lujo insolente de Jacob y detesto sus palacios; por eso, entregaré en manos del enemigo la ciudad con todos sus habitantes.


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