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Isaías 23:13 - Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pues mira cómo está la tierra de Caldea, este pueblo ya no existe, Asiria lo ha entregado a las fieras del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron sus castillos, y sólo quedan escombros.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Miren a la tierra de Babilonia: ¡la gente de esa tierra ha desaparecido! Los asirios han entregado a Babilonia a los animales salvajes del desierto. Levantaron rampas de asalto contra sus muros, derribaron los palacios y convirtieron la ciudad en un montón de escombros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 He allí la tierra de los caldeos;° tal pueblo no existía. Asiria lo había fundado para las bestias del desierto. Erigieron sus torres de asedio, destruyeron su ciudadela y la redujeron a escombros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Mira el país de los caldeos: no existía como pueblo; Asiria lo fundó para las fieras. Alzaron torres de asalto, desmantelaron sus palacios, lo hicieron escombrera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Mira la tierra de los caldeos; este pueblo no existía; hasta que Asiria la fundó para los moradores del desierto; levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; Él la convirtió en ruinas.

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Isaías 23:13
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces abandonó el país de los caldeos y se estableció en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios hizo que se trasladara a este país en que ustedes habitan ahora.


Pues ahora empujo a los caldeos, pueblo terrible y arrollador, que recorre enormes distancias para apoderarse de países ajenos.


Esas palabras se cumplieron inmediatamente. Nabucodonosor fue expulsado de entre los hombres; comía pasto como el buey y el rocío del cielo mojaba su cuerpo; sus cabellos crecieron como las plumas del águila y sus uñas como las de los pájaros.


Hijo de hombre, el sitio de Tiro ha sido una difícil empresa para Nabucodonosor, rey de Babilonia, y para su ejército; sus hombres han perdido allí sus cabellos y sus espaldas se han desollado; pero ese sitio de Tiro no ha aportado ningún beneficio ni para él ni para su ejército.


Babilonia, la perla de los reinos, la joya y orgullo de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, arrasada por Dios.


El, sin embargo, no entiende mi proyecto, ni lo cree así su corazón, pues su intención es destruir y desmenuzar a no pocas naciones.


¡Ay de Asur, que es el bastón de mi ira, el garrote que usa mi furor!


Ante él se arrodillará su adversario, y el polvo morderán sus enemigos.


Aún no terminaba de hablar, cuando entró un tercero, diciendo: 'Los caldeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre tus camellos, se los llevaron, dieron muerte a espada a tus mozos y sólo yo he escapado para anunciártelo.


Entonces Yavé hizo venir sobre ellos a los jefes del ejército del rey de Asur, que apresaron a Manasés con ganchos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.


En aquel tiempo Merodoc-Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, mandó a Ezequías unas cartas con un regalo; pues se había informado de como se había Ezequías sanado de su enfermedad.


El rey de Asur trasladó gente de Babilonia, de Cuta, de Avá, de Jamat, y de Sefarvayim, y la instaló en las ciudades de Samaría en lugar de los israelitas. Así tomaron posesión de Samaría y se establecieron en sus ciudades.


Terá tomó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a su nuera Saray, esposa de Abram, y los sacó de Ur de Caldea para llevarlos al país de Canaán. Pero al llegar a Jarán se establecieron allí.


Harán fue padre de Lot. Harán murió en Ur de Caldea, su tierra natal, antes que su padre Terá.


Por eso se la llamó Babel, porque allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra.


El tercer río se llama Tigris, y fluye al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.


Por allí vagarán las fieras del desierto y las lechuzas se meterán en sus casas. Allí bailarán los avestruces y danzarán los machos cabríos.


Y quedarán a merced del ave de rapiña de los cerros o de las fieras salvajes. Los buitres estarán sobre ellos en el verano y las fieras salvajes, en el invierno.


Así habla Yavé, su Salvador, el Santo de Israel: Por ustedes he mandado gente a Babel hice que rompieran todas sus trancas: ¡Lloren en sus barcos, caldeos!


babilonios y caldeos, los de Pegod, de Soa y de Coa, y con ellos a todos los asirios, jóvenes y hermosos, gobernadores y funcionarios, oficiales famosos y diestros caballeros.


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