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Isaías 17:8 - Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ya no se fijará más en lo que construyeron sus manos, ni contemplará lo que trabajaron sus dedos: los postes sagrados y los altares para el incienso.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Ya no buscarán ayuda de sus ídolos ni rendirán culto a lo que hicieron con sus propias manos. Nunca más se inclinarán ante los postes dedicados a la diosa Asera ni rendirán culto en los santuarios paganos que construyeron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y no mirará los altares que sus propias manos construyeron, Ni mirará lo que hicieron sus dedos, Ni a los símbolos de Asera,° Ni a las imágenes del sol.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 No mirará a los altares, hechura de sus manos, y no verá lo que hicieron sus dedos: las aserás y las estelas solares.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a las imágenes de Asera, ni a las imágenes del sol.

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Isaías 17:8
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Encontrarás que son impuros la cubierta de plata de tus ídolos y el revestimiento de oro de tus estatuas. Los tirarás como unas inmundicias y les dirás: 'Váyanse de aquí.


Ahora bien, así es como será pagada la falta de Jacob, como será expiado su pecado: tendrá que hacer pedazos sus altares y moler sus piedras como se hace polvo la piedra de cal, y no levantar más postes sagrados o monumentos de piedra en honor al sol.


Su país está lleno de caballos y sus carros de guerra son numerosos. Su país está lleno de ídolos, pues se inclinan ante la obra de sus manos, ante la figura que modelaron sus dedos.


En esos días, dice Yavé, arrancaré del país hasta el nombre de los ídolos para que nunca más se los mencione; echaré además a los profetas con sus espíritus impuros.


Acabaré con los hombres y los animales, con las aves del cielo y los peces del mar; arrancaré al hombre de la superficie de la tierra.


Volverán a sentarse bajo mi sombra; serán vigorosos como el trigo, y les brotarán flores como a la vid; serán tan renombrados como los vinos del Líbano.


Los rociaré con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus inmundos ídolos.


El hombre ya tiene para hacer fuego, para calentarse y para cocer el pan. Pero también fabrica con esa madera un dios para agacharse delante de él; se hace un ídolo para adorarlo.


Ustedes se avergonzarán de los árboles sagrados que tanto les gustan, y se pondrán colorados al ver los jardines que tanto les encantan.


Derribaron en su presencia los altares de los baales y las piedras paradas que había sobre ellos, y rompió los troncos sagrados, las imágenes y los ídolos fundidos, reduciéndolos a polvo que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios.


Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues Yavé le había dado tranquilidad.


Más bien destruye sus altares, quiebra sus piedras levantadas y corta sus troncos sagrados. -


Por el contrario, esto es lo que deben hacer: derriben sus altares y hagan pedazos las imágenes, arrasen sus bosques sagrados y quemen sus ídolos.


Aunque griten, nadie los salvará, Yavé ya no les responde.


Aquel día el resto de Israel y los sobrevivientes de la familia de Jacob ya no le pedirán ayuda al que les pega, sino que le pedirán ayuda a Yavé, el Santo de Israel, y serán sinceros con él.


En ese día tus ciudades fortificadas serán abandonadas como lo fueron las de los amorreos y de los jeveos ante el ataque de los hijos de Israel: quedarán despobladas.


Y han echado al fuego a sus dioses, aunque no son dioses sino hechura de mano de hombre, de madera o de piedra, y por eso han sido destruidos.


Pues todos ellos no valen nada, nada son sus obras y sus ídolos, puro aire y vacío.


Sus altares y sus postes sagrados lo recuerdan debajo de los árboles verdes, en las lomas altas


Terminado todo esto, salieron todos los israelitas que se encontraban presentes a recorrer las ciudades de Judá y rompieron las piedras paradas, abatieron los troncos sagrados y derribaron los santuarios de lomas y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraím y Manasés, hasta acabar con ellos. Después volvieron todos los hijos de Israel, cada cual a su propiedad, a sus ciudades.


Efraím, ¿qué tienes ya que ver con los ídolos? Yo te miro y aguardo tu respuesta, yo que soy como un ciprés siempre verde: si tienes frutos, esto te viene de mí.


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