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Isaías 14:20 - Biblia Católica (Latinoamericana)

20 No tendrás la sepultura de los reyes, porque has desolado tu tierra y asesinado a tu pueblo: nadie, en adelante, se acordará de la descendencia de los malhechores.

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Biblia Reina Valera 1960

20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 No te darán un entierro apropiado, porque destruiste a tu nación y masacraste a tu pueblo. Los descendientes de una persona tan malvada nunca más recibirán honra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 No te unirás a ellos en la sepultura, Porque tú destruiste tu tierra y mataste a tu pueblo, Y la simiente de los malignos nunca jamás será nombrada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 tú no tendrás sepultura junto a ellos, porque has destruido tu país, has degollado a tu pueblo. No se nombrará nunca más la ralea de los malvados.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, y mataste a tu pueblo. La simiente de los malhechores nunca será nombrada.

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Isaías 14:20
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Arrancarás de la tierra sus frutos y su semilla de entre los hombres.


Para él, ni descendencia ni posterioridad en su pueblo, ni sobrevivientes por donde pasó.


¡Que sea su descendencia exterminada y se borre su nombre en una generación!


Porque el Señor ama lo que es justo y no abandona jamás a sus amigos. Los pecadores perecerán para siempre y se acabará la raza de los malos.


¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos! Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel.


Sus raíces abajo se secan y sus ramas arriba se marchitan.


Supongamos que un hombre tuviera un centenar de hijos y viviera largos años, pero durante todo ese tiempo no encontrara la felicidad y no tuviera después sepultura -en ese caso digo que un recién nacido fallecido es más feliz que él-.


Pues su maldad arde como fuego, devora zarzas y espinas, y después quema la espesura del bosque, y todos ellos se disipan como se disipa el humo.


Porque él también es hábil en proporcionar desgracias, y no cambia su palabra. Se opondrá a la banda de los malvados y al socorro que esperaban los malos.


Fueron los sirvientes a sepultarla, pero sólo encontraron el cráneo, los pies y las manos.


Ya nadie se acuerda de él en el país y su nombre ya no se pronuncia.


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