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Isaías 10:3 - Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¿Qué harán el día en que se arreglen las cuentas? ¿A dónde huirán, y quién los ayudará cuando, desde lejos, venga el desastre? ¿Dónde encerrarán sus riquezas?

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Biblia Reina Valera 1960

3 ¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 ¿Qué harán cuando yo los castigue, cuando envíe el desastre sobre ustedes desde una tierra lejana? ¿A quién acudirán en busca de ayuda? ¿Dónde estarán seguros sus tesoros?

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 ¿Qué haréis el día del escarmiento, cuando la tempestad° lejana se os venga encima? ¿A quién acudiréis por auxilio? ¿A quién ofreceréis vuestra riqueza

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 ¿Qué haréis el día del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 ¿Y qué haréis en el día de la visitación, y en la desolación que vendrá de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de ayuda? ¿Y dónde dejaréis vuestra gloria?

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Isaías 10:3
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Te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has reconocido el tiempo ni la visita de tu Dios.


Ha llegado la hora de rendir cuentas; ha llegado la hora del desquite: ¡que todo Israel lo sepa! Los profetas serán como locos y los inspirados ya no sabrán qué decir, pues, así como fue grande tu pecado, enorme será tu desastre.


¿qué podré hacer cuando Dios me juzgue?; y cuando me pida cuentas, ¿qué responderé?'


Lleven una vida ejemplar en medio de los que no conocen a Dios; de este modo, esos mismos que los calumnian y los tratan de malhechores notarán sus buenas obras y darán gloria a Dios el día en que los visite.


Ni su oro ni su plata los lograrán salvar cuando estalle la cólera de Dios y consuma en el fuego de su celo al país de Judá y destruya sin dejar rastro siquiera a todos los que habitan esa tierra.


Porque Yavé está saliendo de su morada para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. La tierra dejará ver la sangre derramada y no esconderá más a los que fueron degollados.


Los habitantes de estas costas temblarán y dirán: '¡Miren lo que le ha ocurrido a aquel en quien confiábamos, y a quien acudíamos en busca de protección, para vernos seguros y libres del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo nos vamos a salvar nosotros?'


Le hace señas a una nación lejana y le pega un silbido desde el fin del mundo; ella ligerito llega con rapidez.


En el día de la cólera, la riqueza no servirá de nada, pero la honradez librará de la muerte.


Yavé hará venir contra ti de un país remoto, como un vuelo de águila, a un pueblo cuya lengua no entenderás.


Los profetas anuncian mentiras, los sacerdotes buscan el dinero y todo esto le gusta a mi pueblo. ¿Qué harán ustedes, cuando llegue el fin?


Entonces Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: '¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?' Y Ezequías respondió: 'Han venido de un país lejano, de Babilonia.


En Sión, los pecadores se han espantado y los impíos han sido presa del pánico: '¿Quién de nosotros podrá resistir ese fuego devorador, quién convivirá con llamas que nunca se apagan?'


Pero ustedes no lo han aceptado y han dicho: '¡Mejor huiremos a caballo!' ¡Pues bien, huyan no más! Y han añadido: 'En rápidos carros. ¡Muy bien, sus perseguidores serán todavía más rápidos!'


Por esto la Muerte ensancha su garganta y abre su enorme hocico, allí baja el esplendor de Sión: con toda la bulla de su gente alegre.


Siguieron sus huellas hasta el Jordán y fueron viendo que todo el camino estaba jalonado de ropas y objetos que los arameos habían abandonado en su fuga. Los enviados regresaron para decírselo al rey.


Supo Jacob lo que los hijos de Labán andaban diciendo: 'Jacob se ha apoderado de todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa fortuna.


y Judá, que tiene úlceras. Por eso, Efraím ha ido a Asiria y ha mandado mensajeros al gran rey, pero éste no podrá sanarlos ni curarles sus llagas.


Griten, pues se acerca el día de Yavé; es como la tormenta del Dios Todopoderoso.


La fama de Jacob perderá su brillo y enflaquecerá su cuerpo. Como el segador toma un manojo de trigo y corta con su mano las espigas;'


Los muertos no volverán, y sus sombras no se levantarán, pues los has juzgado y los hiciste morir; has borrado hasta el recuerdo de su nombre.


Yavé de los Ejércitos intervendrá, con truenos, terremotos y gran estruendo, y el huracán, la tempestad, y la llama de un fuego devorador.


Pero todos se sentirán defraudados de un pueblo incapaz de socorrerlos; en vez de ayuda o socorro sólo hallarán en ellos decepción y confusión.


¿Egipto? Su auxilio es ineficaz y vano; por eso, le he puesto el sobrenombre de 'El espantapájaros incapaz'.


Y tú, la devastada, ¿qué vas a hacer? Aunque te pongas vestidos de púrpura, te adornes con joyas de oro y te pintes con lápiz los ojos, en vano te estás haciendo bonita, pues no les interesa a tus amantes y sólo buscan quitarte la vida.


Lancen por los montes gemidos y lamentos, y un canto fúnebre por el pasto del desierto, porque ha sido quemado, y nadie pasa por allí, ni se oyen los mugidos del ganado. Desde los pájaros del cielo hasta las bestias, todas han huido, han desaparecido.


Estoy preparando a los que te van a asaltar con hacha en mano, echarán abajo tus cedros más hermosos para tirarlos al fuego.


¿Qué harán ustedes el día de la peregrinación para la fiesta de Yavé?


Su bondad es la del cardo, su honradez peor que una hilera de espinos. ¡Pobres de ellos! Ahora viene el juicio, el día de su castigo, y ahora no saben qué hacer.


La cama será demasiado corta para poder estirarse y la frazada muy chica para taparse.


Será como un hombre que huye del león y se topa con un oso, o como el que al entrar en casa apoya su mano en la pared y lo muerde una culebra.


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