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Hechos 23:6 - Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Pablo sabía que una parte de ellos eran saduceos y la otra fariseos. Así que declaró en medio del Sanedrín: 'Hermanos, yo soy fariseo e hijo de fariseos. Y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza, a causa de la resurrección de los muertos.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pablo se dio cuenta de que algunos miembros del Concilio Supremo eran saduceos y que otros eran fariseos, por lo tanto, gritó: «Hermanos, ¡yo soy fariseo, al igual que mis antepasados! ¡Y estoy en juicio porque mi esperanza está en la resurrección de los muertos!».

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Entonces Pablo, percibiendo que una parte era de saduceos y otra de fariseos, dijo a gran voz en el Sanedrín: Varones hermanos, yo soy fariseo,° hijo de fariseos. ¡Acerca de la esperanza de la resurrección de los muertos se me juzga!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Sabiendo Pablo que una parte era de saduceos y la otra de fariseos, exclamó en medio del sanedrín: 'Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Por la esperanza en la resurrección de los muertos estoy siendo juzgado'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y cuando Pablo percibió que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo siendo fariseo, hijo de fariseo; de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy juzgado.

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Hechos 23:6
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

a no ser esto que dije en voz alta ante ellos: 'Yo soy juzgado hoy por ustedes a causa de la resurrección de los muertos'.


y espero de Dios, como ellos mismos esperan, la resurrección de los muertos, tanto de los justos como de los pecadores.


Nací de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos, y fui circuncidado a los ocho días. ¿Observaba yo la Ley? Por supuesto, pues era fariseo,


Por este motivo yo quise poder verlos y conversar con ustedes, pues en realidad, por la esperanza de Israel yo llevo estas cadenas.


Ese mismo día vinieron a él algunos saduceos. Según ellos, no hay resurrección de los muertos, y por eso mismo le propusieron este caso:


esto lo saben muy bien el sumo sacerdote y el Consejo de los Ancianos. Incluso me entregaron cartas para nuestros hermanos de Damasco, y salí para detener a los cristianos que allí había y traerlos encadenados a Jerusalén para que fueran castigados.


Miren que los envío como ovejas en medio de lobos: sean, pues, precavidos como la serpiente, pero sencillos como la paloma.


Juan vio que un grupo de fariseos y de saduceos habían venido donde él bautizaba, y les dijo: 'Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se les viene encima?'


Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad. Teniendo a Gamaliel de maestro, fui instruido en la Ley de nuestros padres en la forma más seria, y era un fanático del servicio de Dios, como ustedes ahora.


Al día siguiente hizo soltar a Pablo. Quería conocer con certeza cuáles eran los cargos que los judíos tenían contra él, y mandó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y todo el Consejo que llaman Sanedrín. Después hizo bajar a Pablo para que compareciera ante ellos.


Pablo miró fijamente al Sanedrín y les dijo: 'Hermanos, hasta el día de hoy he actuado rectamente ante Dios.


Apenas hizo esta declaración, se originó una gran discusión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió.


Ahora les toca a ustedes, con el Consejo, obtener del comandante que haga bajar de nuevo a Pablo con pretexto de examinar más a fondo su caso. Nosotros, por nuestra parte, estamos preparados para matarlo antes de que llegue.


El joven respondió: 'Los judíos han decidido pedirte que mañana lleves a Pablo al Sanedrín con el pretexto de examinar más de cerca su caso.


Pues están esperando la herencia que les está reservada en el cielo y que conocieron por la palabra de la verdad, el Evangelio.


Esta es nuestra ancla espiritual, segura y firme, que se fijó más allá de la cortina del Templo, en el santuario mismo.


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