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Hechos 19:34 - Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos a una voz se pusieron a gritar, y durante casi dos horas sólo se oyó este grito: '¡Grande es la Artemisa de los efesios!'

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Biblia Reina Valera 1960

34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 pero cuando la multitud se dio cuenta de que era judío, empezaron a gritar de nuevo y siguieron sin parar como por dos horas: «¡Grande es Artemisa de los efesios! ¡Grande es Artemisa de los efesios!».

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Pero al reconocer que era° judío, todos a una voz estuvieron gritando durante unas dos horas: ¡Grande es Artemisa de los efesios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 pero cuando cayeron en la cuenta de que era judío se produjo un griterío unánime que estuvo clamando por espacio de dos horas: '¡Grande es la Artemisa de los efesios!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Pero cuando supieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!

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Hechos 19:34
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Este discurso despertó el furor de los oyentes y empezaron a gritar: '¡Grande es la Artemisa de los Efesios!'


Se postraron ante el dragón que había entregado el poderío a la bestia y se postraron también ante la bestia diciendo: '¿Quién hay como la bestia? ¿Quién puede competir con ella?'


Y los presentaron a los magistrados diciendo: 'Estos hombres son judíos y están alborotando nuestra ciudad;'


Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga.


Dices que no se debe engañar a la propia esposa, ¡y tú lo haces! Afirmas que aborreces a los ídolos, pero ¡robas en sus templos!


Pero como ustedes mismos pueden ver y oír, ese Pablo ha cambiado la mente de muchísimas personas, no sólo en Efeso, sino en casi toda la provincia de Asia. Según él, los dioses no pueden salir de manos humanas.


Tomaron pues el toro que les pasaron, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta la noche, gritando: '¡Baal, respóndenos!' Pero no se oyó nada ni hubo respuesta alguna mientras saltaban delante del altar que habían levantado.


Un platero, llamado Demetrio, fabricaba figuritas de plata del templo de Artemisa, y con esto procuraba buenas ganancias a los artífices.


En cierto momento algunos hicieron salir de entre la gente a un tal Alejandro, a quien los judíos empujaban adelante. Quería justificarlos ante el pueblo y pidió silencio con la mano.


Al fin el secretario de la ciudad logró calmar a la multitud y dijo: 'Ciudadanos de Efeso, ¿quién no sabe que la ciudad de Éfeso guarda el templo de la gran Artemisa y su imagen caída del cielo?'


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