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Hechos 16:25 - Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Hacia media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás presos los escuchaban.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Pero hacia la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos escuchaban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Alrededor de la media noche Pablo y Silas, puestos en oración, cantaban himnos a Dios; los restantes presos les estaban escuchando.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Pero a media noche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

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Hechos 16:25
38 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas.


A medianoche me levanto, te doy gracias por tus justos juicios.


Al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia,


Y me acuerdo y por la noche mi corazón se atormenta, medito y mi espíritu se interroga:


En los días de su vida mortal presentó ruegos y súplicas a aquel que podía salvarlo de la muerte; éste fue su sacrificio, con grandes clamores y lágrimas, y fue escuchado por su religiosa sumisión.


Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones.


Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por ustedes, pues así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia.


Tengan esperanza y sean alegres. Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar.


invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria.


pero no preguntan: '¿Dónde está Dios, que nos creó, que da en las noches cantares de júbilo,


Ustedes cantarán, entonces, como en una noche de fiesta, en que todos los corazones están contentos, como el que parte, al son de la flauta, para subir el cerro de Yavé, cerca de la roca de Israel, mientras se tocan tambores y guitarras y se baila...


Pero ahora para muchos soy un escándalo, y sólo me quedas tú, mi amparo seguro.


Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo.


Si son insultados a causa del nombre de Cristo, felices ustedes, porque la gloria y el Espíritu de Dios descansan sobre ustedes.


Y aunque deba dar mi vida por su fe, que vale más que cualquier celebración y sacrificio, me siento feliz y me alegro con todos ustedes.


nos tocan mil penas, y permanecemos alegres. Somos pobres, y enriquecemos a muchos, no tenemos nada, y lo poseemos todo.


Los apóstoles salieron del Consejo muy contentos por haber sido considerados dignos de sufrir por el Nombre de Jesús.


Escucha, pues, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia, pues todos ustedes son personas importantes. Voy a traer acá a mi servidor, el Brote,


Por la noche me acuerdo de tu nombre, oh Señor, y observo tu Ley.


Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida.


Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo.)


Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores.


Busqué al Señor en el momento de la prueba, de noche sin descanso hacia él tendí mi mano y mi alma se negó a ser consolada.


¿Hay entre ustedes alguno desanimado? Que rece. ¿Está alguno alegre? Que cante himnos a Dios.


Mi Dios, de día llamo y no me atiendes, de noche, mas no encuentro mi reposo.


Entonces los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, decidieron elegir algunos hombres de entre ellos para enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Fueron elegidos Judas, llamado Barsabás, y Silas, ambos dirigentes entre los hermanos.


Al ver sus amos que con ello se esfumaban también sus ganancias, tomaron a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza ante el tribunal.


El carcelero, sin más demora, les lavó las heridas y se bautizó con toda su familia a aquella hora de la noche.


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