Samuel tomó su alcuza de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl, luego lo abrazó y le dijo: 'Yavé te ha consagrado como jefe de su pueblo Israel. Tú gobernarás el pueblo de Yavé y tú lo librarás de las manos de sus enemigos. ¿Quieres estar seguro de que Yavé te consagró como jefe de su heredad? Estas serán las señales:'
Todo el pueblo se reunió en Guilgal y allí fue proclamado rey Saúl ante Yavé. Ofrecieron a Yavé sacrificios de comunión, y fue un día de gran fiesta para Saúl y para todos los israelitas.
Le dijeron: 'Te has vuelto viejo y tus hijos no siguen tus pasos, ya es tiempo de que nos des un rey para que nos gobierne como se hace en todas las naciones'.
Había un hombre que se llamaba Quis, hijo de Seor, hijo de Becoral, hijo de Afiaj, de la tribu de Benjamín. Vivía en Guibea de Benjamín y era un hombre valeroso.