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Hechos 13:16 - Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pablo, pues, se levantó, hizo señal con la mano pidiendo silencio y dijo: 'Hijos de Israel y todos ustedes que temen a Dios, escuchen:'

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Biblia Reina Valera 1960

16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Entonces Pablo se puso de pie, levantó la mano para hacer que se callaran y comenzó a hablar: «Hombres de Israel —dijo— y ustedes, gentiles temerosos de Dios, escúchenme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Entonces Pablo se levantó y haciendo señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Se levantó Pablo y, reclamando atención con la mano, dijo: 'Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd:

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Hechos 13:16
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Les hizo señas con la mano pidiendo silencio, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. En seguida les dijo: 'Comuniquen esto a Santiago y a los hermanos. Luego salió y se fue a otro lugar.


Hermanos israelitas, hijos y descendientes de Abrahán, y también ustedes los que temen a Dios, a todos nosotros se nos ha dirigido este mensaje de salvación.


Era un hombre piadoso y, al igual que toda su familia, era de los 'que temen a Dios'. Daba muchas limosnas a los judíos pobres y oraba constantemente a Dios.


El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias.


El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'Al vencedor le daré un maná misterioso. Le daré también una piedra blanca con un nombre nuevo grabado en ella que sólo conoce el que lo recibe.


El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'El vencedor no tiene nada que temer de la segunda muerte.


El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'Al vencedor le daré de comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.


Hasta este punto la gente estuvo escuchando a Pablo, pero al oír estas últimas palabras se pusieron a gritar: '¡Mata a ese hombre! ¡No tiene derecho a vivir!'


El comandante se lo permitió. Entonces Pablo, de Pie en la escalinata, hizo un gesto con la mano y se produjo un gran silencio. Después empezó a hablar al pueblo en lengua hebrea.


En cierto momento algunos hicieron salir de entre la gente a un tal Alejandro, a quien los judíos empujaban adelante. Quería justificarlos ante el pueblo y pidió silencio con la mano.


Entonces Pablo y Bernabé les hablaron con coraje: 'Era necesario que la Palabra de Dios fuera anunciada a ustedes en primer lugar. Pues bien, si ustedes la rechazan y se condenan a sí mismos a no recibir la vida eterna, sepan que ahora nos dirigimos a los que no son judíos.


En toda nación mira con benevolencia al que teme a Dios y practica la justicia.


Al ver esto, Pedro se dirigió al pueblo y les dijo: 'Israelitas, ¿por qué se quedan tan maravillados? Ustedes nos miran como si hubiéramos hecho caminar a este hombre por nuestro propio poder o por ser unos santos.


Israelitas, escuchen mis palabras: Dios acreditó entre ustedes a Jesús de Nazaret. Hizo que realizara entre ustedes milagros, prodigios y señales que ya conocen.


Entonces Pedro, con los Once a su lado, se puso de Pie, alzó la voz y se dirigió a ellos diciendo: 'Amigos judíos y todos los que se encuentran en Jerusalén, escúchenme, pues tengo algo que enseñarles.


Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia.


El que tenga oídos para oír, que lo escuche.


casa de Leví, bendigan al Señor, los que temen al Señor, que lo bendigan.


Cerca está su salvación de los que le temen y habitará su Gloria en nuestra tierra.


que nos bendiga Dios, y sea temido hasta los confines de la tierra.


De esta manera, a lo largo de su vida te temerán en este país que diste a sus padres.


Pero el otro lo reprendió diciendo: '¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio?'


Cuando finalmente salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Intentaba comunicarse por señas, pues permanecía mudo.


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