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Hechos 12:7 - Biblia Católica (Latinoamericana)

7 De repente la celda se llenó de luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciéndole: '¡Levántate en seguida!' Y se le cayeron las cadenas de las manos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y he aquí, una luz resplandeció en la celda y apareció un ángel del Señor, el cual, golpeando el costado de Pedro, lo despertó, diciendo: ¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En esto se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y he aquí, el ángel del Señor vino, y una luz resplandeció en la cárcel; y golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Hechos 12:7
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero un ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel durante la noche y los sacó fuera, diciéndoles:


De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas.


y su justicia da a los oprimidos, proporciona su pan a los hambrientos. El Señor deja libres a los presos.


los sacó de la sombra, de las tinieblas y rompió sus cadenas.


El ángel del Señor hace sus rondas junto a los que le temen y los guarda.


Cornelio respondió: 'Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo orando en mi casa, cuando se presentó delante de mí un hombre con ropas muy brillantes, que me dijo:'


Por eso se dice: 'Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y la luz de Cristo brillará sobre ti.


Pero Dios lo libró de los dolores de la muerte y lo resucitó, pues no era posible que quedase bajo el poder de la muerte.


No sabían qué pensar, pero en ese momento vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes.


Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.


Por ahora debo soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él, mientras examina mi causa y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y yo veré su fidelidad.


Mi Dios me envió a su ángel, quien cerró las fauces de los leones, los que ni siquiera me han tocado porque fui hallado inocente ante él, y ante ti, oh rey, también soy inocente'.


Por segunda vez el ángel de Yavé se le acercó, lo tocó y le dijo: 'Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti'.


Pero de repente lo hirió el ángel del Señor por no haber devuelto a Dios el honor, y empezó a llenarse de gusanos que lo comían, hasta que murió.


Mientras iba de camino, ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía del cielo.


Se asemeja a la luz su resplandor, un par de rayos brotan de sus manos.


y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria.


Levántate y brilla, que ha llegado tu luz y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti.


¡Mira, Señor, que soy tu servidor, tu servidor y el hijo de tu esclava: tú has roto mis cadenas!


Se acostó y se quedó dormido. Un ángel tocó a Elías y le dijo: 'Levántate y come'.


Después de esto vi bajar del cielo a otro ángel. Era tan grande su poder, que toda la tierra quedó iluminada por su resplandor.


Pues todos ellos no son más que funcionarios espirituales, y reciben una misión para bien de los que recibirán la salvación.


Llegaba el día en que Herodes iba a hacerlo comparecer; aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y otros guardias custodiaban la puerta de la cárcel.


El sol detiene su luz y la luna se para de repente al ver el relámpago de tus flechas, el rayo fulgurante de tu lanza.


Isaías dijo a Ezequías: 'Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto.


¡Oh Yavé, tú eres mi luz! El, Yavé, ilumina mis tinieblas.


Al solitario le da el calor de hogar, deja libre al preso encadenado, a los rebeldes los deja en calabozos.


Ahora viene lo que Yavé le habló a Jeremías, después que Nebuzardán, comandante de la guardia, lo dejó en libertad, cuando, en Ramá, lo sacó de en medio de los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban desterrados a Babilonia, entre los cuales se encontraba encadenado.


Has llevado a efecto una justa sentencia al permitir todo lo que nos pasó a nosotros y a Jerusalén, la ciudad santa de nuestros padres. Sí, nos trataste con lealtad y justicia cuando dejaste caer sobre nosotros todo eso por culpa de nuestros pecados.


Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: 'Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.


El ángel le dijo en seguida: 'Ponte el cinturón y las sandalias. Así lo hizo, y el ángel agregó: 'Ponte el manto y sígueme.


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