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Hechos 10:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Al día siguiente, mientras iban de camino, ya cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar. Era el mediodía.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Al día siguiente, mientras los mensajeros de Cornelio se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era alrededor del mediodía,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Al día siguiente, mientras ellos viajaban y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, hacía la hora sexta, subió Pedro a la terraza para orar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y al día siguiente, yendo ellos de camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta;

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Hechos 10:9
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Echaré fuera además a los que se arrodillan en las terrazas para adorar las estrellas; a los que si bien adoran a Yavé, juran al mismo tiempo por Yavé y por Moloc;'


De tarde, de mañana, al mediodía, me lamento y me aflijo y escuchará mi voz.


mientras que nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la Palabra.


Jesús despidió, pues, a la gente, y luego se fue al cerro a orar.


De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar.


Desde el mediodía hasta las tres de la tarde todo el país se cubrió de tinieblas.


Si estás en la azotea de tu casa, no te demores ni bajes a buscar tus cosas.


Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo.


Pero tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.


Cuando Daniel supo que había sido firmado ese decreto, entró en su casa; su pieza estaba en el segundo piso y las ventanas daban a Jerusalén. Tres veces al día Daniel se ponía de rodillas, oraba y alababa a Dios como lo había hecho siempre.


los caldeos, que están atacando a esta ciudad, entrarán y le prenderán fuego; arderán todas las casas en cuyas terrazas se quemó incienso a Baal y se derramó vino en honor de otros dioses, para provocarme.


Las casas de los reyes de Judá y las de Jerusalén serán impuras como el lugar de Tofet; ¡todas aquellas casas, en cuyas terrazas quemaron incienso al ejército del cielo y derramaron vino a los dioses extranjeros!'


Cuando bajaron del santuario a la ciudad, prepararon a Saúl una cama en la terraza


Quiero, pues, que en todo lugar donde los hombres estén orando levanten al cielo manos limpias de todo enojo y discusión.


Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.


Una tarde en que David se había levantado de su siesta y daba un paseo por la terraza, divisó desde lo alto de la terraza a una mujer que se estaba bañando; la mujer era muy hermosa.


Una tarde, alrededor de las tres, tuvo una visión de la que no pudo dudar: un ángel de Dios entraba a su habitación y le llamaba: '¡Cornelio!'


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