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Hebreos 9:24 - Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Pues ahora no se trata de un santuario hecho por hombres, figura del santuario auténtico, sino que Cristo entró en el propio cielo, donde está ahora ante Dios en favor nuestro.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Pues Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos humanas, que era solo una copia del verdadero, que está en el cielo. Él entró en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a favor de nosotros;

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Porque no entró el Mesías en un santuario hecho por manos, representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Cristo no entró, en efecto, en un santuario de hechura humana, imagen del auténtico, sino en el propio cielo, para aparecer ahora en la presencia de Dios en favor nuestro.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios.

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Hebreos 9:24
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Levantemos la mirada hacia Jesús, que dirige esta competición de la fe y la lleva a su término. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.


Tal vez fuera necesario purificar aquellas cosas que sólo son figuras de las realidades sobrenaturales, pero esas mismas realidades necesitan sacrificios más excelentes.


él está a cargo del santuario y de la tienda verdadera, levantada no por hombres, sino por el Señor.


Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre.


Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra.


¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios mismo los declara justos.


Pues el cielo debe guardarlo hasta que llegue el tiempo de la restauración del universo, según habló Dios en los tiempos pasados por boca de los santos profetas.


Y mientras los bendecía, se separó de ellos (y fue llevado al cielo.


Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.


Nosotros le hemos oído decir: Yo destruiré este Templo hecho por la mano del hombre, y en tres días construiré otro no hecho por hombres.


Y así Aarón, siempre que entre en el Santuario, llevará sobre su pecho, en el Pectoral del Juicio, los nombres de los doce hijos de Israel, para recordarlos siempre en presencia de Yavé.


Otro ángel vino y se paró delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar de oro colocado delante del trono.


El se ha ido al cielo y está a la derecha de Dios, después de someter a los ángeles, a las dominaciones y las potestades.


Todo eso contiene una enseñanza para el tiempo presente: las ofrendas y sacrificios que se presentan a Dios no pueden llevar a la perfección interior a quienes los ofrecen.


Su liturgia, en realidad, no es sino una figura y una sombra de las cosas sobrenaturales, como lo indica la palabra de Dios a Moisés cuando estaba para construir el Santuario. Le dijo: Mira, harás todo conforme al modelo que se te mostró en el cerro.


Allí entró Jesús para abrirnos el camino, hecho sumo sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.


El es el resplandor de la Gloria de Dios y en él expresó Dios lo que es en sí mismo. El, cuya palabra poderosa mantiene el universo, también es el que purificó al mundo de sus pecados, y luego se sentó en los cielos, a la derecha del Dios de majestad.


¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes?


Yavé presentó ante mis ojos a Josué, el gran sacerdote. Estaba éste frente al ángel de Yavé, y tenía a su derecha a Satán, que lo estaba acusando.


Subiste a las alturas, tomaste cautivos, y recibiste hombres en tributo. Hasta los rebeldes se quedarán a tu lado.


Luego las pondrás sobre las hombreras del Efod, para representar a los hijos de Israel. Aarón llevará sus nombres delante de Yavé sobre sus dos hombros para recordárselos.


Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo.


Sabemos que si nuestra casa terrena o, mejor dicho, nuestra tienda de campaña, llega a desmontarse, Dios nos tiene reservado un edificio no levantado por mano de hombres, una casa para siempre en los cielos.


Tenemos, pues, un sumo sacerdote excepcional, que ha entrado en el mismo cielo, Jesús, el Hijo de Dios. Esto es suficiente para que nos mantengamos firmes en la fe que profesamos.


La primera alianza tenía una liturgia y un santuario como los hay en este mundo.


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