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Hebreos 4:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Esforcémonos, pues, para entrar en ese descanso, y que nadie merezca, por su falta de fe, el castigo de que hablamos.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces, hagamos todo lo posible por entrar en ese descanso, pero si desobedecemos a Dios, como lo hizo el pueblo de Israel, caeremos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Procuremos pues entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en el mismo ejemplo de desobediencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Esforcémonos, pues, por entrar en aquel descanso, para que nadie caiga en aquella misma rebeldía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo; que ninguno caiga en semejante ejemplo de incredulidad.

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Hebreos 4:11
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿A quiénes juró Dios que no entrarían en su lugar de descanso? A aquellos rebeldes, por supuesto,


Jesús respondió: 'Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán.


Solamente deseamos que cada uno demuestre hasta el fin el mismo interés por alcanzar lo que han esperado.


Que nadie los engañe con razonamientos vacíos, pues son estas cosas las que Dios se prepara a condenar en los enemigos de la fe:


Cuidado, hermanos, que no haya entre ustedes alguien de mal corazón y bastante incrédulo como para apartarse del Dios vivo.


Pretenden conocer a Dios, pero lo niegan con su modo de actuar; son seres rebeldes que Dios no puede soportar y no sirven para ninguna obra buena.


Por tanto, amadísimos míos, que siempre me han escuchado, sigan procurando su salvación con temor y temblor; y si lo hicieron cuando me tenían presente, háganlo más todavía cuando estoy lejos.


Pues también nosotros fuimos de esos que no piensan y viven sin disciplina: andábamos descarriados, esclavos de nuestros deseos, buscando siempre el placer. Vivíamos en la malicia y la envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.


Yo, rey Agripa, no rechacé esta visión celestial.


La época de la Ley y de los Profetas se cerró con Juan. Desde entonces se está proclamando el Reino de Dios, y cada cual se esfuerza por conquistarlo.


Desde los días de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios es cosa que se conquista, y los más decididos son los que se adueñan de él.


Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él.


Con ellos seguían la corriente de este mundo y al soberano que reina entre el cielo y la tierra, el espíritu que ahora está actuando en los corazones rebeldes.


Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.


Dos cosas, pues, se nos dicen: algunos entrarán; y los que recibieron primero la Buena Nueva no entraron por causa de su falta de fe.


También condenó Dios a las ciudades de Sodoma y Gomorra reduciéndolas a cenizas, para que sirvieran de escarmiento a los malvados del futuro.


A su regreso dijeron a Josué: 'No vale la pena movilizar a todo el pueblo, basta que suban hasta Aí dos o tres mil hombres para conquistarla, pero no fatigues a todo el pueblo, porque sus habitantes son muy pocos.


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