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Génesis 20:7 - Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Ahora devuelve su mujer a ese hombre, porque es un profeta. El rogará por ti y vivirás. Pero si no se la devuelves, debes saber que morirás sin remedio, tú y todos los tuyos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ahora devuelve la mujer a su esposo; y él orará por ti, porque es profeta. Entonces vivirás; pero si no la devuelves, puedes estar seguro de que tú y todo tu pueblo morirán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Devuelve ahora a la mujer de ese hombre, porque es profeta, y él orará por ti, y vivirás. Pero si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Ahora, pues, devuelve la mujer de este hombre, pues él es un profeta, y orará por ti, y vivirás. Si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Ahora, pues, devuélvele su esposa a este hombre; porque él es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si tú no la devolvieres, sabe que de cierto morirás, con todo lo que fuere tuyo.

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Génesis 20:7
42 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por lo tanto, consíganse siete becerros y siete carneros y vayan a ver a mi servidor Job. Ofrecerán un sacrificio de holocaustos, mientras que mi servidor Job rogará por ustedes. Ustedes no han hablado bien de mí, como hizo mi servidor Job, pero los perdonaré en consideración a él.


Samuel añadió: 'Reúnase todo Israel en Mispá: allí intercederé por ustedes a Yavé'.


Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio.


Cuando David vio al ángel que castigaba a la población, se volvió hacia Yavé y le dijo: 'Yo pequé, yo cometí esa gran falta, pero ¿qué hizo el rebaño? Que tu mano se abata sólo sobre mí y la casa de mi padre'.


Diciéndoles: No toquen a mis elegidos, ni hagan daño a mis profetas.


Naamán se enojó y se fue diciendo: 'Yo pensaba que saldría a verme en persona, que invocaría el nombre de Yavé su Dios, que pasaría su mano por la parte enferma y que me libraría de la lepra. ¿No son los ríos de Damasco, el Abna y el Parpar, mejores que todos los de Israel? ¡Me habría bastado con lavarme allí para sanarme!' Muy enojado dio media vuelta para irse.


Si alguno ve a su hermano en el pecado -un pecado que no ha traído la muerte-, ore por él y Dios le dará vida. (Hablo de esos pecadores cuyo pecado no es para la muerte). Porque también hay un pecado que lleva a la muerte, y no pido oraciones en este caso.


En diversas ocasiones y bajo diferentes formas Dios habló a nuestros padres por medio de los profetas,


El que habla en lenguas se fortalece a sí mismo, mientras que el profeta edifica a la Iglesia.


Cuando diga al malo: '¡Malo, vas a morir!', si no le hablas, si no haces que se preocupe por su mala conducta, el malo morirá debido a su pecado, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.


Si le digo al malvado: ¡Vas a morir! y si tú no se lo adviertes, si no hablas de tal manera que ese malvado deje su mala conducta y así salve su vida, ese malvado morirá debido a su falta, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.


Si fuesen profetas, si tuvieran la palabra de Yavé, rogarían a Yavé de los Ejércitos por los utensilios que todavía quedan (


Y me dijo Yavé: Aunque Moisés y Samuel vinieran en persona a rogar por este pueblo, mi corazón no se compadecería de él. ¡Echalos de mi presencia, que se vayan lejos!


Y añadió Yavé: No ruegues por la felicidad de este pueblo.


El secreto del Señor es para quien lo teme, le da el conocimiento de su alianza.


No toma el partido de los príncipes ni distingue entre el rico y el pobre, porque todos son obra de sus manos.


El rey tomó entonces la palabra y dijo al hombre de Dios: 'Por favor, apacigua a Yavé tu Dios, ruega por mí para que vuelva a mover mi mano'. El hombre de Dios apaciguó a Yavé y la mano del rey volvió a moverse; estaba como antes.


En cuanto a mí, si dejara de orar por ustedes, pecaría contra Yavé; les indicaré pues el camino bueno y derecho.


El pueblo decía a Samuel: 'Intercede ante Yavé tu Dios por tus siervos, para que no muramos, porque al pedir un rey hemos llegado al colmo de nuestros pecados'.


Dijeron entonces a Samuel: 'No dejes de suplicar a Yavé nuestro Dios por nosotros para que nos salve de las manos de los filisteos'.


Este es la ley de las ofrendas. Los hijos de Aarón las ofrecerán en presencia de Yavé frente al altar.


Luego cambiará sus vestiduras por otras antes de llevar las cenizas fuera del campamento, y las echará en un lugar puro.


Entonces su suegro le dijo: 'No es lo mejor como tú lo estás haciendo.


Yavé dijo a Moisés: 'Mira lo que hago: vas a ser como un dios para Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta.


y yo les enseñaré todo lo que han de hacer, pues estaré en tu boca cuando tú le hables, y en la suya cuando él lo transmita.


Porque Dios había vuelto estériles a todas las mujeres en la casa de Abimelec, a causa de Sara, esposa de Abrahán.


Pero Yavé afligió con grandes plagas a Faraón y su gente a causa de Saray.


Después que la vieron los oficiales de Faraón, le hablaron a éste muy bien de ella; por eso Saray fue conducida al palacio de Faraón,


pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás.


Simón respondió: 'Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no venga sobre mí nada de lo que han dicho.


Pero en la noche Dios habló a Abimelec en sueños y le dijo: 'Date por muerto a causa de esa mujer que has tomado, porque es casada.


Abimelec se levantó muy de mañana, y llamando a todos sus oficiales, les contó privadamente todo esto. Ellos, al oírlo, quedaron muy asustados.


Escúchanos, señor: entre nosotros tú eres un príncipe de Dios. Sepulta a tu difunta en la mejor de nuestras sepulturas, pues ninguno de nosotros te negará una tumba para tu difunta.


Pues una gran parte del pueblo, muchos de Efraím, de Manasés, de Isacar, y de Zabulón, no se habían purificado y con todo comieron la Pascua sin observar lo escrito. Pero Ezequías rezó por ellos diciendo: 'Que Yavé que es bueno perdone'


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