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Filipenses 3:3 - Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Nosotros somos los verdaderos circuncidados, pues servimos a Dios en espíritu y confiamos no en cosas humanas, sino en Cristo Jesús.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues los que adoramos por medio del Espíritu de Dios somos los verdaderos circuncisos. Confiamos en lo que Cristo Jesús hizo por nosotros. No depositamos ninguna confianza en esfuerzos humanos

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque nosotros somos la circuncisión,° los que servimos por el Espíritu de Dios,° y nos gloriamos en Jesús el Mesías, no teniendo confianza en la carne.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Pues la verdadera circuncisión somos nosotros, los que practicamos el culto según el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu adoramos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

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Filipenses 3:3
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

En Cristo recibieron una circuncisión no humana, no quirúrgica, que los despojó enteramente del cuerpo carnal. Esta 'circuncisión de Cristo'


Pero ahora hemos muerto a lo que nos tenía aprisionados, y la Ley ya no vale para nosotros. Ya no estamos sirviendo a una ley escrita, cosa propia del pasado, sino al Espíritu: esto es lo nuevo.


Yavé, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes para que ames a Yavé con todo tu corazón y con toda tu alma y para que vivas.


Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu;'


Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá!'


¡Oh habitantes de Judá y de Jerusalén, circuncídense por Yavé y purifiquen sus corazones, no sea que mi ira se propague como el fuego y arda, sin que nadie pueda apagarla, a causa de sus malas acciones!'


Siéntanse orgullosos de su santo nombre, y alégrense los que buscan al Señor.


Ustedes, pues, necesitan otra circuncisión, que es la del corazón, para que ya no le presenten una frente desafiante.


Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.


Dios sabe que los recuerdo constantemente en mis oraciones, mientras le rindo ese culto espiritual que es trabajar por la Buena Nueva de su Hijo.


Desde donde sale el sol hasta el ocaso, en cambio, todas las naciones me respetan y en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura. Porque mi Nombre es grande en las mismas naciones paganas, dice Yavé de los ejércitos.


y toda la raza de Israel conseguirá con Yavé el triunfo y la gloria.


En cambio ustedes, queridos hermanos, construyan su vida sobre los fundamentos de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo


Por eso en las cosas de Dios tengo el orgullo que se puede tener en Cristo Jesús.


ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.


No quiero hablar de un fracaso de las promesas de Dios, porque no todos los israelitas son Israel,


Por eso, si tanta gente hace valer sus méritos en forma tan humana, yo también lo haré.


Que la paz y la misericordia acompañen a los que viven según esta regla, que son el Israel de Dios.


Carta de Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a los filipenses, a todos ustedes, con sus obispos y sus diáconos, que en Cristo Jesús son santos.


No creo haber conseguido ya la meta ni me considero un 'perfecto', sino que prosigo mi carrera hasta conquistarlo, puesto que ya he sido conquistado por Cristo.


corro hacia la meta, con los ojos puestos en el premio de la vocación celestial, quiero decir, de la llamada de Dios en Cristo Jesús.


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