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Ezequiel 8:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Había allí setenta hombres, cada uno con su incensario en la mano, y el humo del incienso se elevaba. Eran los ancianos de Israel y entre ellos reconocí a Jeconías, hijo de Safán.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Allí había de pie setenta líderes de Israel y en el centro estaba Jaazanías, hijo de Safán. Todos tenían en la mano un recipiente para quemar incienso y de cada recipiente se elevaba una nube de incienso por encima de sus cabezas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y delante de ellos estaban de pie setenta varones de los ancianos de Israel, con Jaazanías ben Safán, en medio de ellos, cada uno con su incensario en la mano, y una espesa nube de incienso iba subiendo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Y setenta de los ancianos de la casa de Israel, entre los cuales se encontraba Yazanías, hijo de Safán, estaban de pie ante ellos, cada uno con su incensario en la mano, mientras ascendía el perfume de una nube de incienso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán estaba en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una espesa nube de incienso.

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Ezequiel 8:11
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.


Que cada uno tome su incensario y le ponga incienso, luego cada uno hará sus incensaciones en presencia de Yavé (¡doscientos cincuenta incensarios!). Tú y Aarón tendrán cada uno su incensario.


Yavé le respondió a Moisés: 'Júntame setenta ancianos de Israel, hombres de los que sabes que son ancianos y escribas de su pueblo, y llévalos a la Tienda de las Citas. Que se paren a tu lado.


Esta fue la palabra de Yavé: 'Anda a comprarte un jarro de greda. Que te acompañen algunos ancianos del pueblo y algunos sacerdotes.


Entonces Yavé bajó en la nube y habló, luego tomó del espíritu que estaba en Moisés y lo puso en los setenta hombres ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar, pero después no lo hicieron más.


A Moisés, entonces, Dios le dijo: 'Sube donde Yavé, tú, Aarón, Nadab y Abihú, con setenta de los ancianos de Israel. Ellos adorarán desde lejos,


Oh Yavé, la vergüenza sea para nosotros, para nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros padres, porque pecamos contra ti.


Entonces Baruc leyó a todo el pueblo las palabras de Yavé contenidas en el libro, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yavé, en la habitación de Guemarías, hijo de Safán.


La llevaron a Elasa, hijo de Safán, y Gamarías, hijo de Elcías, a quienes Sedecías, rey de Judá, había enviado a Babilonia, para que se presentaran al rey Nabucodonosor. La carta decía así:


En cuanto a Jeremías, gozaba del favor de Ajigam, hijo de Safán; por eso, no cayó en manos del pueblo que quería matarlo.


Ustedes roban, matan, toman la esposa del prójimo, juran en falso u ofrecen sacrificios a otros dioses, que no son de ustedes...


Iré ver a los jefes y les hablaré, pues éstos conocen el camino de Yavé y el derecho de su Dios. Pues bien, todos juntos habían quebrado el yugo y roto las correas.


y ordenó a Helquías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miká, a Safán, secretario, y a Asaías, servidor del rey:


Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se enfureció y mientras que se enojaba contra los sacerdotes brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yavé, junto al altar del incienso.


Pero una vez fortalecido en su poder, se puso muy orgulloso hasta corromperse; desobedeció a Yavé, su Dios, entrando en el templo de Yavé para quemar incienso sobre el altar del incienso.


Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dejado a una parte de la población de Judá en el país; puso como gobernador a Godolías, hijo de Ajiam, hijo de Safán.


Entonces el sacerdote Helquías, Ajicam, Acbor, Safán y Asaías fueron donde la profetisa Julda, que era esposa de Salum, hijo de Ticva, hijo de Jarjas, el custodio de la ropería, y que vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Cuando la pusieron al tanto de lo sucedido,


El rey dio esta orden al sacerdote Helquías, a Ajicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al secretario Safán y a su ministro Asaías:


El sumo sacerdote Helquías dijo entonces al secretario Safán: 'En la casa de Yavé encontré el Libro de la Ley'. Después se lo pasó a Safán quien lo leyó.


El año décimo octavo del rey Josías, el rey mandó a la casa de Yavé al secretario Safán, hijo de Asalías, hijo de Mesulam.


Moisés subió con Aarón, Nadab y Abihú, y setenta de los ancianos de Israel.


Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos, en dos delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde debía ir.


una naveta de oro de diez siclos de peso, llena de incienso;'


El escultor mide la madera, dibuja a lápiz la figura, la trabaja con el cincel y le aplica el compás. Lo hace siguiendo las medidas del cuerpo humano, y con cara de hombre, para ponerlo en un templo.


¿No ha sido, justamente, ese incienso que ustedes han ofrecido en las ciudades de Judá y en los barrios de Jerusalén, junto con sus padres, reyes y príncipes, lo que ha recordado Yavé y lo que le ha hecho palpitar el corazón?


quien los mandó matar en Ribla, en la región de Jamat. Entonces fue desterrado Judá lejos de su tierra.


Entro, observo y veo toda clase de reptiles y animales impuros que estaban grabados a lo largo del muro: todos los inmundos ídolos de la casa de Israel.


El diez del quinto mes del séptimo año, algunos ancianos de Israel habían venido a consultar a Yavé y se hallaban sentados frente a mí.


por haberme abandonado, profanando este lugar, y ofrecido incienso a dioses extranjeros que ni ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá conocían. Han llenado este lugar de sangre inocente


Pero el rey Joaquim envió a Egipto a algunos hombres a las órdenes de Elnatán, hijo de Acbor, que sacaron a Urías de Egipto


Viejos, jóvenes, muchachas, niños y mujeres, mátenlos hasta acabar con ellos. Pero no tocarán a los que tienen la cruz. Comenzarán por mi Santuario. Comienzan pues con la gente que se encontraba delante del Templo.


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