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Ezequiel 47:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Todo ser viviente, todo lo que se mueva por donde pase el torrente se llenará de vida; la pesca será allí muy abundante. Bastará con que lleguen sus aguas para que haya salud y vida por donde ellas pasen.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Vivirán cantidad de criaturas vivientes por donde llegue el agua de este río. Abundarán los peces en el mar Muerto, pues sus aguas se volverán dulces. Florecerá la vida a donde llegue esta agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y todo ser viviente que nade por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirá, y habrá una gran multitud de peces, porque esas aguas han entrado allí para que todas las cosas sean sanadas y vivan dondequiera que llegue el río.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Adondequiera que llegue el río, todo ser viviente que pulula vivirá, y los peces serán abundantísimos, porque habrá llegado allí esta agua y las aguas del mar habrán quedado saneadas. Por eso, dondequiera que llegue el río habrá vida.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y será que todo ser viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.

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Ezequiel 47:9
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida.


pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna.


A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que estén sin plata, vengan; pidan trigo sin dinero, y coman, pidan vino y leche, sin pagar.


Hizo brotar arroyos de la piedra y las aguas corrieron como ríos.


En Cristo Jesús la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.


Alababan a Dios y se ganaban la simpatía de todo el pueblo; y el Señor agregaba cada día a la comunidad a los que quería salvar.


Los que acogieron la palabra de Pedro se bautizaron, y aquel día se unieron a ellos unas tres mil personas.


Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes también vivirán.


Jesús contestó: 'Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.


Sepan que viene la hora, y ya estamos en ella, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la escuchen vivirán.


¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Sálvense, habitantes de Sión que viven en Babilonia.


Y ahora vuelven del país lejano, otros del norte y del oeste, aquéllos del sur de Egipto.


Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte el día en que Yavé vende la herida de su pueblo y le haga una curación a las magulladuras de sus golpes.


Y ustedes sacarán agua con alegría de las vertientes de la salvación.


El perdona todas tus ofensas y te cura de todas tus dolencias.


y le dijo: 'Si de veras escuchas a Yavé, tu Dios, y haces lo que es justo a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y practicando sus normas, no descargaré sobre ti ninguna plaga de las que he descargado sobre los egipcios; porque yo soy Yavé, que te doy la salud.


Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y vida; el último Adán, en cambio, será espíritu que da vida.


Todos, por supuesto, dieron gloria a Dios por lo que escuchaban, pero luego le dijeron: 'Bien sabes, hermano, cuántas decenas de millares de judíos han abrazado la fe en Judea, y todos ellos son celosos partidarios de la Ley.


La Palabra de Dios se difundía; el número de los discípulos en Jerusalén aumentaba considerablemente, e incluso un buen grupo de sacerdotes había aceptado la fe.


Más aún, cantidad de hombres y mujeres llegaban a creer en el Señor, aumentando así su número.


Pero muchos de los que habían oído la Palabra creyeron, y su número llegó a unos cinco mil hombres.


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