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Ezequiel 31:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Las aguas lo habían hecho crecer, las aguas subterráneas le habían dado su prestancia, y de donde él estaba regaba a todos los árboles del campo por medio de canales.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Los manantiales profundos lo regaban y lo ayudaban a crecer alto y frondoso. El agua corría a su alrededor como un río y fluía hacia todos los árboles cercanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Las aguas lo hicieron crecer, Lo enalteció el abismo enviando corrientes en torno de él, E hizo pasar sus corrientes a todos los árboles del campo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Las aguas lo hicieron medrar; el abismo lo hacía subir, porque las corrientes rodeaban su tronco y enviaba sus acequias hasta todos los árboles del campo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Las aguas lo hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.

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Ezequiel 31:4
7 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El ángel prosiguió: 'Las aguas que has visto, a cuyo borde está sentada la prostituta, representan pueblos, multitudes y naciones de todos los idiomas.


Entonces vino uno de los siete ángeles de las siete copas y me dijo: 'Ven, que te voy a mostrar el juicio de la famosa prostituta que se sienta al borde de las grandes aguas;'


Había sido sin embargo plantada en buena tierra, donde no faltaba el agua, podía extender sus ramas, dar frutos y ser una parra magnífica.


Luego, tomó una plantita del lugar, la puso en un campo como si fuera un sauce, donde no faltara el agua.


Un pueblo numeroso es la gloria de su rey; cuando faltan los súbditos es la ruina del soberano.


Por lo tanto, así habla Yavé: Aquí estoy para tomar la defensa de tu casa y para asegurarte tu venganza. Voy a secar su río y a agotar sus vertientes.


Pero llegó otra águila, grande, de anchas alas, de tupido plumaje, y la parra dirigió sus raíces y sus ramas hacia ella, esperando encontrar más agua que la que tenía en su tierra.


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