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Ezequiel 31:16 - Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Las naciones se conmovieron de espanto ante el estruendo de su caída, cuando lo hice descender a la morada de los muertos con los que bajan a la tumba. Pero en el país subterráneo, se consolaron todos los árboles del Edén, los más bellos del Líbano y los mejor regados.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos de Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Hice que las naciones temblaran de miedo al sonido de su caída, porque la envié a la tumba junto con todos los que descienden a la fosa. Los demás árboles vanidosos del Edén, los mejores y más hermosos del Líbano, aquellos que hundían sus raíces profundamente en el agua, se consolaron al encontrar a este árbol allí con ellos en las profundidades de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Al estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando lo hice descender al Seol con todos los que bajan a la sepultura. Entonces todos los árboles escogidos del Edén y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en lo profundo de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Hice que todas las naciones temblaran ante el estrépito de su caída, cuando lo hice bajar al seol con los que bajan a la fosa; y en el país del abismo se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y lo mejor del Líbano, todos los bien regados por las aguas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando lo hice descender al infierno con los que descienden a la fosa; y todos los árboles del Edén, los escogidos y mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en las partes más bajas de la tierra.

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Ezequiel 31:16
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Mas, ¡ay!, has caído en las honduras del abismo, en el lugar adonde van los muertos.


Esto dice Yavé con respecto a Tiro: Tu caída provocará mucho ruido. Se escucharán los gritos de los heridos mientras la masacre haga estragos en medio de ti: las islas quedarán espantadas.


Aun los cipreses y los cedros del Líbano se alegran, diciendo: 'Desde que estás en la tumba, ya no tenemos que temer al leñador.


Sacudiré a todas las naciones, y todos sus objetos preciosos vendrán a parar aquí, dice Yavé.


Sobre ti recaerán la violencia que le hiciste al Líbano, con sus animales masacrados, y sobre ti vendrá el terror, porque has derramado sangre humana, le hiciste violencia a la tierra, a la ciudad y a todos sus habitantes.


( ) Su follaje era tan espeso que todo el jardín de Dios estaba envidioso de él.


Los gritos de tus marineros han llegado hasta la costa.


En ese momento se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, pereciendo en el cataclismo siete mil personas. Los supervivientes se llenaron de espanto y reconocieron al Dios del cielo.


Monta guardia en el muro. Vigila el camino y prepárate para el asalto, porque viene contra ti el destructor.


¿Con quién podría compararte? Te precipité en lo más profundo de la tierra, igual que a los árboles del Edén: allí estás acostado junto con los incircuncisos, con las víctimas de la espada. Allí están Faraón y su pueblo, dice Yavé.


Que no se vea más en adelante a un árbol bien regado que se enorgullezca de su grandeza, o que quiera alcanzar con sus ramas hasta las nubes. Ningún árbol cuyas raíces alcanzan las aguas profundas pondrá su confianza en sí mismo, porque todos están condenados a muerte, todos irán a parar a la morada de los muertos igual que los humanos que descienden a la tumba.


Entrará por las puertas en la ciudad tomada por asalto, las patas de sus caballos te cubrirán de polvo, el estruendo de los animales de tiro, de las carretas y de los carros hará temblar tus fortificaciones,


Quedan, sin embargo, supervivientes, los cuales están saliendo y serán traídos hasta aquí, hombres y mujeres. Cuando sepan de su conducta y de sus obras,


Con el estruendo de la caída de Babilonia se estremece la tierra, y el eco retumba en todos los pueblos.


se consolarán y comprenderán que no sin razón actué así con Jerusalén, palabra de Yavé.


Tú eras un cedro del Líbano de magníficas ramas y de abundante follaje, de altura tan grande que alcanzabas las nubes.


Ningún cedro le igualaba en el jardín de Dios: ni los cipreses tenían tales ramas, ni los plátanos, tal follaje ( ).


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