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Ezequiel 27:26 - Biblia Católica (Latinoamericana)

26 tus remeros te llevaron a alta mar, y luego, en medio del mar, el viento del este te hizo volcar.

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Biblia Reina Valera 1960

26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 »”¡Pero mira! ¡Tus remeros te han llevado hacia mares tempestuosos! ¡Un poderoso viento oriental te ha causado destrozos en alta mar!

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Tus remeros te conducían entre las vastas aguas, Hasta que, en medio de los mares, te desmanteló el solano,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Por alta mar te conducían los que a remo te llevaban; el viento solano te quebró en el corazón de los mares.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares.

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Ezequiel 27:26
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

así es como el viento del oriente estrella a los navíos de Tarsis.


Pero poco después la isla fue barrida por un viento huracanado que llaman Euroaquilón.


Sí, Yavé lo dijo: Te convertiré en una ciudad desierta, como las ciudades abandonadas. El océano te arrasará, sus olas pasarán por encima de ti.


Como si fuera el viento de oriente, los desparramaré frente al enemigo. La espada y no la cara les mostraré, en el día de su calamidad.


El ángel prosiguió: 'Las aguas que has visto, a cuyo borde está sentada la prostituta, representan pueblos, multitudes y naciones de todos los idiomas.


Pero chocaron contra un banco de arena y el barco quedó encallado: la proa se clavó y quedó inmóvil, mientras la popa se iba destrozando por los golpes violentos de las olas.


Pero el mar te dio vuelta, te fuiste al fondo del mar; tu carga y todo tu mundo desaparecieron contigo.


Tus cordeles se soltaron y ya no sostienen el mástil; no se izó la bandera. Entonces hubo que repartir un botín inmenso, hasta los cojos se echaron sobre los despojos;'


¡Lloren, navíos de Tarsis, porque ha sido destruido su puerto!


Y se hunden, en lo profundo del mar, tus riquezas, tus mercaderías y todo lo que transportas: marinos y marineros, carpinteros de a bordo, comerciantes, hombres de guerra y pasajeros: ¡es un naufragio!


Te harán bajar a la tumba y morirás allí, en el corazón de los mares.


Tal como lo oímos, así lo vimos en la ciudad del Señor Sabaot, en la ciudad de nuestro Dios: él la ha asentado para siempre.


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