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Ezequiel 20:40 - Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Sí, en mi montaña santa, en una alta montaña de Israel, dice Yavé, toda la casa de Israel vendrá a rendirme homenaje. Allí recibiré y aguardaré sus ofrendas, las primicias de todo lo que me presenten, de todo lo que me consagren.

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Biblia Reina Valera 1960

40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 Pues algún día, dice el Señor Soberano, los israelitas me adorarán en mi monte santo, el gran monte de Israel, y yo los aceptaré. Allí les exigiré que me presenten todas sus ofrendas y los mejores regalos y sacrificios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Porque en mi santo monte, en el monte excelso de Israel, dice Adonay YHVH, allí en la tierra, me servirá la casa de Israel toda entera. Allí os aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas alzadas, y las primicias de vuestros dones, y todas vuestras cosas consagradas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 porque en mi monte santo, en el monte excelso de Israel -oráculo del Señor Yahveh-, allí toda la casa de Israel, toda entera me servirá en el país; allí me complaceré en ellos y allí reclamaré vuestras ofertas, las primicias de vuestros dones y todas vuestras ofrendas sagradas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

40 Porque en mi monte santo, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí requeriré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestras oblaciones, con todas vuestras cosas sagradas.

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Ezequiel 20:40
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

los llevaré a mi cerro santo y haré que se sientan felices en mi Casa de oración. Serán aceptados los holocaustos y los sacrificios que hagan sobre mi altar, ya que mi casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos.


Entonces Yavé aceptará con gusto la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como ocurría antiguamente, en épocas pasadas.


Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti, y los carneros de Nebayot serán tuyos para ser ofrecidos en mi altar, pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria.


También ustedes, como piedras vivas, edifíquense y pasen a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Cristo Jesús.


Ofrezcamos a Dios en todo tiempo, por medio de Jesús, el sacrificio de alabanza, que consiste en celebrar su Nombre.


A partir del octavo día, los sacerdotes podrán ofrecer en el altar los holocaustos y sacrificios pacíficos de ustedes y yo los aceptaré, palabra de Yavé.


La plantaré en una alta montaña de Israel, se desarrollará, dará frutos y se convertirá en un cedro magnífico; bajo él descansarán aves de todas las especies, se cobijarán a la sombra de sus ramas.


Cada luna nueva y cada sábado, todo hombre vendrá a postrarse ante mí, dice Yavé,


Me trasladó en espíritu a un cerro muy grande y elevado y me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios,


Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.


Desde donde sale el sol hasta el ocaso, en cambio, todas las naciones me respetan y en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura. Porque mi Nombre es grande en las mismas naciones paganas, dice Yavé de los ejércitos.


Así como ustedes bebieron sobre mi monte santo, así van a beber, naciones que me rodean; beberán hasta que pierdan los sentidos, y serán luego como si no hubieran sido.


Vendrán, cantando de alegría, al cerro de Sión, y acudirán para gozar de los regalos de Yavé, del trigo, vino y aceite, de las ovejas y bueyes. Su alma será como un huerto bien regado, y no volverán más a estar desganados.


y de todos los pueblos traerán a todos tus hermanos dispersos como una ofrenda a Yavé, a caballo, en carro, en carretas, a lomo de mula o de camello. Me los traerán a mi cerro santo en Jerusalén, igual que los hijos de Israel me traen sus regalos para el templo de Yavé en vasos puros.


Yo soy quien ha consagrado a mi rey en Sión, mi monte santo.


Y también nosotros, aunque ya tengamos el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir, gemimos en nuestro interior mientras esperamos nuestros derechos de hijos y la redención de nuestro cuerpo.


Todo eso, señor, se lo da Arauna al rey'. Arauna le dijo además: 'Que Yavé tu Dios acepte tu sacrificio'. Pero el rey respondió a Arauna:'


Esto dice Yavé: Yo mismo sacaré del cedro una patilla y la plantaré en una montaña alta y segura.


Te puse de guardia, como un Querub, en la montaña santa de Dios: permanecías allí yendo y viniendo entre las piedras de fuego.


Mediante visiones divinas, me condujo al país de Israel y me depositó en una montaña muy alta. En la ladera me pareció ver las construcciones de una ciudad.


Esta es la ley de la Casa: todo su territorio, en toda su extensión en la cumbre de la montaña, es un lugar santísimo.


Ese día ya no tendrás que avergonzarte de todas esas faltas que cometes contra mí, pues de en medio de ti yo arrancaré a aquellos que se jactan de su orgullo y tú no seguirás vanagloriándote de mi montaña santa.


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