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Ezequiel 18:14 - Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Pero ese hombre, a su vez, tiene un hijo; éste vio todos los pecados que cometía su padre, los vio pero no lo imitó.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Pero si este engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 »Pero supongamos que ese hijo pecador, a su vez, tiene un hijo que ve la maldad de su padre y decide no llevar esa clase de vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Pero si éste engendra un hijo, que a pesar de haber visto todos los pecados de su padre, viéndolos no los imita,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 'Si este hombre engendra un hijo que ve todos los pecados que cometió su padre, pero, a pesar de verlos, no los imita:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Pero si este engendra un hijo, el cual ve todos los pecados que su padre ha hecho, y lo considera, y no hace según ellos;

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Ezequiel 18:14
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Vayan, consulten a Yavé por mí y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido encontrado. Seguramente Yavé está muy enojado contra nosotros, pues nuestros padres no han guardado la palabra de Yavé y no han obrado conforme a todo lo escrito en este libro.


El padre del justo tendrá de qué alegrarse; la que dio a luz a un sabio, éste será su felicidad.


No olviden que han sido rescatados de la vida vacía que aprendieron de sus padres; pero no con un rescate material de oro o plata,


¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!


Pongan, pues, atención desde hoy en adelante, desde este día veinticuatro del noveno mes en que se ha puesto la primera piedra del Santuario de Yavé.


Pues bien, Yavé de los Ejércitos les dice: 'Examinen cómo van sus asuntos:'


Ellos no se fijan que tengo presente su maldad. Ahora mismo sus obras están delante de mí acusándolos.


Dije a sus hijos en el desierto: No sigan las huellas de sus padres, ni imiten su conducta, no se vuelvan impuros sirviendo a sus ídolos.


Si se aparta de todas las infidelidades que cometía, debe vivir, pero no morir.


Pero ocurre que ese hombre tiene un hijo violento, que derrama sangre y comete esas faltas


pues nosotros continuaremos haciendo lo que hemos decidido: ofreceremos incienso a la reina del cielo y derramaremos vino en su honor como lo hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y príncipes en las ciudades de Judá y en los barrios de Jerusalén. Entonces teníamos harto pan, éramos felices y en todo nos iba bien.


Por eso, así dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel: 'Yo daré de comer ajenjo a este pueblo y les voy a dar de beber agua envenenada.


Ven y oyen, pero hablan otro lenguaje y nadie llora su maldad, diciendo: '¿Qué es lo que he hecho?' Todos prosiguen su loca carrera como un caballo que se lanza a la carga.


No reflexionan ni son capaces de pensar o entender y decirse: 'He echado la mitad al fuego, he puesto a cocer el pan sobre las brasas, he asado la carne que me comí, ¿y con lo que sobra voy a hacer esta tontería? ¿Y me voy a agachar ante un trozo de madera?'


El que echa un tonto al mundo le pesará; el padre del insensato no tendrá de qué alegrarse.


No come la carne sin desangrar, no vuelve su mirada hacia los sucios ídolos de la casa de Israel, no ensucia a la mujer de su prójimo,


Josías tenía ocho años cuando subió al trono y reinó treinta y un años en Jerusalén.


Hizo lo que es justo a los ojos de Yavé y caminó tras las huellas de su antepasado David, no apartándose ni a derecha ni a izquierda.


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