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Ezequiel 13:10 - Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Esos profetas engañan a mi pueblo; dicen 'paz' cuando no hay paz; mi pueblo se construye un muro y ellos ponen el estuco.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Esto ocurrirá porque estos profetas malvados engañan a mi pueblo cuando dicen: “Todo está en paz”, ¡pero en realidad no hay paz en absoluto! Es como si el pueblo hubiera construido un muro frágil, ¡y estos profetas pretenden reforzarlo cubriéndolo con cal!

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Sí, por cuanto han hecho errar a mi pueblo, diciendo: ¡Paz!, cuando no hay paz; de manera que éste° edifica el muro, y otros° lo revocan con lodo suelto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Precisamente porque han engañado a mi pueblo diciendo: '¡Paz!', cuando no hay paz, y mientras él construye una tapia ahí están ellos revocándola con barro,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Así que, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto,

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Ezequiel 13:10
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Durante este tiempo tus profetas tranquilizan a la gente con visiones engañosas y predicciones mentirosas. Dicen: '¡Palabra de Yavé!' siendo que Yavé nada ha dicho.


¿Dónde están esos profetas de Israel que profetizaban sobre Jerusalén, y que veían para ella visiones de paz cuando no había paz?, palabra de Yavé.


Yo exclamé: ¡Señor Yavé! Mira cómo los profetas andan diciendo: 'Ustedes no verán la espada, ni sufrirán de hambre, sino que les voy a dar una paz que dure, en este lugar.


Curan sólo por encima la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: '¡Paz, paz!' siendo que no hay paz.


Calman sólo a medias la aflicción de mi pueblo, diciendo: 'Paz, paz', siendo que no hay paz.


Pero no hicieron caso y Manasés los arrastró a hacer cosas peores aún que las hechas por las naciones que había destruido Yavé ante los israelitas.


Pero tengo contra ti que dejas actuar a tu Jezabel, esa mujer que se llama a sí misma profetisa, que enseña a mis servidores y los hace descarriar, pues se prostituyen y comen carnes sacrificadas a los ídolos.


Les he escrito esto pensando en aquellos que tratan de desviarlos,


Mientras tanto los pecadores y los embusteros irán de mal en peor, yendo juntos los engañadores y los engañados.


El Espíritu nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe para seguir espíritus seductores y doctrinas diabólicas.


Por eso, ahora, ustedes llaman felices a los que no tienen religión, pues los que actúan mal tienen éxito en todo, e incluso si provocan a Dios, no les pasa nada.


Si un falso profeta fuera capaz de decir: 'Yavé te va a dar vino y aguardiente', éste sería el profeta de ese pueblo.


Reinará la angustia, buscarán la paz, pero ésta no llegará.


Los de mi pueblo eran ovejas perdidas; sus pastores las habían descarriado y las hacían vagar por los cerros: ya no conocían su corral.


Por eso, un profeta que anuncia la paz no será reconocido como verdadero profeta, mandado por Yavé, mientras no se realice lo que él anunció.


A aquellos que desprecian la palabra de Yavé les aseguran 'que tendrán paz', y a todos los que siguen los caprichos de su corazón, 'que ninguna desgracia les va a suceder'.


Esperábamos la paz, y ninguna cosa buena ha llegado; el tiempo de la curación, y se presenta el miedo.


Los profetas anuncian mentiras, los sacerdotes buscan el dinero y todo esto le gusta a mi pueblo. ¿Qué harán ustedes, cuando llegue el fin?


Y dirán: '¡Ah, Señor Yavé! ¡Mira cómo nos has engañado, cuando afirmabas: Ustedes vivirán en paz; mientras que ahora estamos con la espada al cuello!'


No hay paz para los malvados, dice mi Dios.


Han dicho a los videntes: 'No tengan más visiones', y a los profetas: 'No nos comuniquen la verdad, más bien, cuéntennos cosas interesantes de mundos maravillosos.


El justo sabrá guiar a su prójimo, mientras que los malvados se desviarán de su camino.


El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: 'Mira que los profetas, todos a una voz, predicen feliz éxito al rey; procura tú decir lo mismo.


Cuando todos se sientan en paz y seguridad, les caerá de repente la catástrofe encima, lo mismo que llegan los dolores de parto a la mujer embarazada, y nadie podrá escapar.


Voy a castigar los profetas de sueños mentirosos que son buenos para contarlos y que desorientan a mi pueblo con sus embustes y extravagancias. Yo no los he enviado ni les mandado órdenes, y no sirven para nada a este pueblo, dice Yavé.


Ha llegado la hora de rendir cuentas; ha llegado la hora del desquite: ¡que todo Israel lo sepa! Los profetas serán como locos y los inspirados ya no sabrán qué decir, pues, así como fue grande tu pecado, enorme será tu desastre.


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