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Éxodo 9:25 - Biblia Católica (Latinoamericana)

25 El granizo dañó todo cuanto había en el campo, en todo el país de Egipto, desde los hombres hasta los animales; el granizo echó a perder todas las verduras del campo y aun quebró todos los árboles del campo.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Dejó a Egipto totalmente en ruinas. El granizo destruyó todo lo que había en campo abierto: personas, animales y plantas por igual; hasta los árboles quedaron destrozados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y aquel granizo golpeó toda la tierra de Egipto, todo lo que estaba en el campo, desde los hombres hasta las bestias, y destrozó el granizo toda la hierba del campo y desgajó todos los árboles del campo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 El granizo hirió en todo el territorio de Egipto cuanto había en el campo, desde los hombres hasta los animales. Trituró también todas las hierbas del campo y destrozó todos los árboles del campo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo hirió el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.

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Éxodo 9:25
8 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Echó a perder sus viñas con granizo y sus sicómoros con la helada.


Desde ahora, pues, manda recoger tu ganado y todo lo que tengas en el campo, porque el granizo caerá sobre todos los hombres y animales que se hallen fuera, y cuantos pille al descubierto perecerán.


Caía el granizo y, junto a él, caía fuego; cayó tan fuerte como jamás se había visto desde que se fundó aquel país.


Dejó sus rebaños a merced del granizo y el rayo tumbó sus ganados.


Esto dice Yavé: Mi cólera desencadena un viento tempestuoso, mi furor envía la lluvia torrencial, mi rabia lanza los granizos de la destrucción.


Y Yavé lo hizo al día siguiente: murieron todos los animales pertenecientes a los egipcios, mientras que no murió ni uno siquiera de los que pertenecían a los israelitas.


Mientras huían ante Israel, Yavé lanzó de lo alto del cielo como grandes piedras cuando alcanzaban la bajada de Bet-Horón, hasta Azecá. Murieron golpeados. Los que murieron por las piedras de hielo fueron más numerosos que los que cayeron bajo la espada de los israelitas.


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