Todos los amoreos que se encontraban al oeste del Jordán, así como los cananeos que estaban cerca del mar se enteraron que Yavé había dejado en seco el lecho del Jordán ante los israelitas, hasta que hubiéramos pasado. Perdieron entonces la valentía y les entró el pánico al acercarse los israelitas.
Cuando lo supimos se nos paró el corazón y al verlos acercarse todo el mundo está ahora lleno de miedo, porque Yavé su Dios es Dios tanto arriba en los cielos como abajo en la tierra.
Les dijo: 'Sé que Yavé les ha entregado este país; han sembrado el pánico en medio de nosotros y toda la gente de este país está atemorizada con ustedes.
Pero tú darás esta orden al pueblo: 'Van a pasar por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos los temen a ustedes, pero, mucho cuidado,
Entonces hasta los más valientes, los que tienen un corazón de león, se desanimarán, porque todo Israel sabe que tu padre y los que están con él son valientes.
Dicho esto, añadirán todavía: '¿Hay aquí algún hombre que tenga miedo o al que falte el ánimo? Regrese inmediatamente a su casa para que no contagie con su miedo a sus hermanos.
Se detiene, y la tierra se estremece,
mira, y se sobresaltan las naciones;
las montañas eternas se desploman,
las colinas antiguas se derriten
¡Yavé sale como en tiempos pasados!'