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Ester 7:9 - Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Arbona, uno de los eunucos, dijo al rey: 'Hay una horca que preparó Amán para Mardoqueo, el que había sido honrado por el rey. Está levantada frente a la casa de Amán y tiene una altura de veinticinco metros». Entonces dijo el rey: 'Cuelguen allí a Amán».

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos que servían al rey: He aquí en casa de Amán la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Luego Harbona, uno de los eunucos del rey, dijo: —Amán ha levantado un poste afilado de veintitrés metros de altura en el patio de su casa. Tenía pensado utilizarlo para atravesar a Mardoqueo, el hombre que salvó al rey de ser asesinado. —¡Que atraviesen a Amán en ese poste! —ordenó el rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos que estaban en presencia del rey: ¡He allí precisamente colocado en casa de Amán un madero de cincuenta codos de altura, el cual Amán preparó para Mardoqueo, quien habló en provecho del rey!° Y el rey ordenó: ¡Colgadlo en él!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Jarboná, uno de los eunucos, dijo en presencia del rey: 'Precisamente la horca que había preparado Amán para Mardoqueo, el que denunció la trama contra el rey, está levantada en casa de Amán, y es de cincuenta codos de alta'. Y dijo el rey: 'Que lo cuelguen de ella'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos de delante del rey: He aquí también la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey, está en casa de Amán. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.

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Ester 7:9
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Su mujer Zerés y sus amigos le dijeron: 'Manda instalar una horca de veinticinco metros de alto y mañana pide al rey que ahorquen ahí a Mardoqueo. Así estarás de buen humor para ir al banquete con el rey». Amán aceptó su consejo y mandó levantar la horca.


Al séptimo día, como el vino lo había puesto de buen humor, el rey ordenó a Mejuna, a Biceta, a Jarbona, a Bigta, a Abgtar, a Cetar y a Carcas, los siete eunucos que estaban para su servicio personal,


Que en sus propias redes caigan los impíos mientras que sólo a mí se me abre paso.


Que sin aviso venga sobre ellos la ruina, que queden atrapados en su trampa y caigan en su fosa.


Entonces el rey mandó que vinieran los hombres que habían calumniado a Daniel, los arrojó al foso de los leones junto con sus hijos y sus mujeres, y aun antes que tocaran el suelo del foso, los leones se abalanzaron sobre ellos y trituraron sus huesos.


Todos los altos funcionarios del reino, los prefectos, gobernadores, consejeros y hombres de leyes, piensan que sería bueno que se proclamara una prohibición por decreto real: Cualquiera que, durante treinta días dirija una plegaria a otro dios o a otra persona fuera de ti, oh rey, sea arrojado al foso de los leones.


¿Cómo? ¿Están en la ruina en un momento? Ya no están, trágico fue su fin.


pero cuando el rey lo supo, ordenó mediante un decreto que recayera sobre la cabeza del culpable su malvado proyecto contra los judíos, y que lo colgaran de la horca junto con sus hijos.


Todavía estaban conversando cuando llegaron los eunucos a buscar a Amán para llevarlo al banquete que había preparado Ester.


Llegaron al pasaje donde se narraba cómo Mardoqueo había denunciado a los dos eunucos del rey, Bigtán y Terés, los guardianes de la Puerta que habían querido asesinar al rey Asuero.


Entonces corrió, se detuvo ante el filisteo, le quitó la espada que tenía en la vaina, y espada en mano, le cortó la cabeza. Así acabó con él. Los filisteos, que habían visto la muerte de su campeón, salieron huyendo.


El levantó la vista hacia la ventana y exclamó: '¿Quién está conmigo?' Inmediatamente se inclinaron dos o tres sirvientes.


El rey Asuero respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo: 'Di a Ester la casa de Amán y a éste lo colgué por haber inculpado a los judíos.


El rey decidió que se hiciera así. Se publicó en Susa un decreto, y colgaron a los diez hijos de Amán.


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