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Ester 7:4 - Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser masacrados, asesinados y exterminados. Si sólo hubiéramos sido vendidos como esclavos, no diría nada, pero ¿de qué manera podrá el enemigo compensar el daño que ha hecho al rey?»

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser muertos, masacrados y aniquilados. Si solo nos hubieran vendido como esclavos, yo me quedaría callada, porque sería un asunto por el cual no merecería molestar al rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡Porque yo y mi pueblo hemos sido vendidos para ser destruidos, matados y exterminados! Si como esclavos o esclavas hubiéramos sido vendidos, yo habría callado, porque aun tal calamidad no sería digna de la molestia del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser exterminados, muertos y aniquilados. Si hubiéramos sido vendidos como esclavos y esclavas, me habría callado, pues esta calamidad no redundaría tanto en perjuicio del rey'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque vendidos estamos yo y mi pueblo para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Y si para ser siervos y siervas fuéramos vendidos, yo callaría, aunque el enemigo no compensaría el daño del rey.

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Ester 7:4
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si el rey lo estima conveniente, demos la orden de exterminarlos y yo daré a los funcionarios diez mil talentos de plata para que los depositen en el tesoro real».


Yavé te volverá a llevar a Egipto por tierra y por mar, a pesar de que te dijo: 'No volverás a verlos. Allí ustedes querrán venderse a sus enemigos como esclavo y como sirvientas, pero no habrá comprador.


Mensajeros llevaron esas cartas a todas las provincias del reino; en ellas se ordenaba hacer desaparecer, matar, exterminar en un mismo día, el día trece del duodécimo mes (es decir el mes de Adar) a todos los judíos, tanto jóvenes como viejos. Además se les expropiarían todos sus bienes.


En esas cartas el rey autorizaba a los judíos, en cada ciudad, a juntarse y a defender sus vidas. Podían aplastar, matar y exterminar junto con sus mujeres e hijos a todos los que los atacasen con armas, en la provincia que fuera; y también podían apoderarse de sus bienes.


pisotean a los pobres en el suelo y les impiden a los humildes conseguir lo que desean. Padre e hijo, faltándole al respeto a mi Santo Nombre, tienen relaciones con la misma mujer;'


Ester respondió: '¡El adversario, el enemigo está aquí! ¡Es Amán, ese hombre malvado!» Amán quedó helado de espanto ante el rey y la reina.


Sin embargo somos de la misma sangre que nuestros hermanos y nuestros hijos valen tanto como los de ellos; incluso tenemos que dejar en prenda a nuestros hijos y a nuestras hijas, y a menudo se aprovechan de ellas. ¿Qué más podemos hacer si nuestros campos y nuestras viñas ya pertenecen a otros?'


Quédate conmigo y no temas, el que atente contra tu vida atentará contra la mía; a mi lado estarás seguro'.


Ustedes son ahora malditos, serán esclavos para siempre, partirán leña y traerán agua para la Casa de mi Dios'.


Pero puede ser que el administrador piense: 'Mi patrón llegará tarde'. Si entonces empieza a maltratar a los sirvientes y sirvientas, a comer, a beber y a emborracharse,


El rey Asuero tomó la palabra y dijo a la reina Ester: 'Pero, ¿quién es? ¿Dónde está ese hombre que alimenta tales propósitos?»'


¿Cómo podría yo presenciar la desgracia que va a caer sobre mi pueblo? ¿Cómo podría presenciar la destrucción de mi raza?»


pero cuando el rey lo supo, ordenó mediante un decreto que recayera sobre la cabeza del culpable su malvado proyecto contra los judíos, y que lo colgaran de la horca junto con sus hijos.


Para preservar los intereses del rey, debían rendir cuentas a tres altos funcionarios que estaban sobre ellos (uno de los cuales era Daniel).


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