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Deuteronomio 7:25 - Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Ustedes quemarán las imágenes de sus dioses y no codiciarán el oro ni la plata que los recubre. No lo tomes para ti, no sea que te quedes atrapado: debes saber que Yavé lo odia. Nada de esto entrará en tu casa, no sea que te vuelvas maldición, como ello es maldición.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 »Quema sus ídolos y no codicies ni la plata ni el oro que los recubre. No te los lleves contigo, o se convertirán en una trampa para ti, porque son detestables al Señor tu Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Quemarás en fuego las esculturas de sus dioses, no codiciarás la plata ni el oro que las recubre, ni te lo apropiarás, no sea que caigas con ello en una trampa, porque es abominación para YHVH tu Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Quemaréis en el fuego las esculturas de sus dioses; no codiciarás la plata y el oro que las recubren, ni te lo apropiarás, no sea que por ello caigas en una trampa, pues es una abominación para Yahveh, tu Dios,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego: no codiciarás plata ni oro de sobre ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;

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Deuteronomio 7:25
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Después tomó el ternero que habían fabricado, lo quemó y lo machacó hasta reducirlo a polvo. Y dio de beber al pueblo agua con este polvo mezclado.


Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, que fueron arrojados al fuego por orden de David.


No sacrificarás a Yavé, tu Dios, buey u oveja que tenga alguna tara o defecto, porque Yavé aborrece esto.


En medio de los despojos vi un hermoso manto de Chinear, doscientas piezas de plata y un lingote de oro que pesaba cincuenta siclos. Cedí a la tentación y los tomé. Están ocultos en el suelo en el centro de mi tienda y la plata está debajo'.


Ustedes lo harán tanto en los altos cerros como en las lomas y bajo los árboles frondosos. Demuelan, pues, sus altares, rompan sus pedestales, quemen sus troncos sagrados y hagan pedazos las esculturas de sus dioses. Procuren borrar, en dichos lugares, hasta el nombre de sus dioses.


Encontrarás que son impuros la cubierta de plata de tus ídolos y el revestimiento de oro de tus estatuas. Los tirarás como unas inmundicias y les dirás: 'Váyanse de aquí.


Los israelitas cometieron una grave infidelidad a propósito del anatema. Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdi, hijo de Zerá, de la tribu de Judá, tomó cosas prohibidas por el anatema, y estalló la cólera de Yavé contra los israelitas.


No habrá entre las hijas de Israel prostituta sagrada, ni prostituto sagrado entre los hijos de Israel.


Por el contrario, esto es lo que deben hacer: derriben sus altares y hagan pedazos las imágenes, arrasen sus bosques sagrados y quemen sus ídolos.


En su frente se podía leer su nombre, escrito en forma cifrada: Babilonia la Grande, la madre de las prostitutas y de los abominables ídolos del mundo entero.


Acabaré con los hombres y los animales, con las aves del cielo y los peces del mar; arrancaré al hombre de la superficie de la tierra.


Así, pues, extermina todos los pueblos que Yavé, tu Dios, pondrá en tus manos. No tengas piedad de ellos, ni sirvas a sus dioses: éstos serían una trampa para ti.


Apenas salió Moisés de la casa de Faraón, rogó a Yavé,


No codicies la casa de tu prójimo. No codicies su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codicies nada de lo que le pertenece.


pasarás a cuchillo a todos los habitantes de aquella ciudad. Echarás la maldición sobre la ciudad y todo lo que hay en ella; pasarás a cuchillo a todos los animales y,


También rompió las piedras paradas, hizo cortar los postes sagrados y rellenó el lugar con huesos humanos.


No se vuelvan hacia los ídolos ni se hagan dioses de metal fundido. ¡Yo soy Yavé, Dios de ustedes!


Maldito sea el que hace un ídolo de metal, cosa odiosa a Yavé, obra de manos de artífice, y lo coloca en un lugar oculto. Todo el pueblo responderá: ¡Amén!


Pero no, ustedes son nada, y sus obras no valen nada. Es una locura seguirlos a ustedes.


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