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Deuteronomio 32:38 - Biblia Católica (Latinoamericana)

38 los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus ofrendas? ¡Que se levanten y los salven a ustedes!, ¡sean ellos su amparo y refugio!

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Biblia Reina Valera 1960

38 Que comían la grosura de sus sacrificios, Y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden Y os defiendan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 ¿Dónde están ahora los dioses que comían la gordura de sus sacrificios y bebían el vino de sus ofrendas? ¡Que se levanten esos dioses y los ayuden! ¡Que ellos les den refugio!

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 ¿No comían la grosura de sus sacrificios, Y bebían el vino de sus libaciones? ¡Que se levanten y os ayuden, Y sean para vosotros refugio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 los que la grasa de sus víctimas comían y bebían el vino de sus libaciones? ¡Levántense y vengan en vuestro socorro, que extiendan su protección sobre vosotros!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os defiendan.

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Deuteronomio 32:38
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Acaso comeré carne de toros o beberé la sangre de cabritos?


Vayan ahora a gritar a los dioses que se eligieron, ¡que ellos los libren ahora que las cosas se dan mal para ustedes!'


Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga un defecto, se acercará para ofrecer a Yavé los sacrificios por el fuego. El que tiene alguna deformidad no ofrecerá el alimento de su Dios;'


Yavé será su terror cuando venga a destronar a todos los dioses de la tierra y lo adoren, cada uno en su propio país, los que viven en las islas de los paganos.


Por eso, voy a impedir su paso con espinos, y a cercarla con una cerca para que no encuentre ya caminos.


Pues te convidarán a comer de sus cosas sacrificadas,


Israel se instaló en Sitim y el pueblo se entregó a la prostitución con las hijas de Moab.


Ellas invitaron al pueblo a sacrificar a sus dioses: el pueblo comió y se postró ante los dioses de ellas.


¡Que vayan, entonces, las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén a clamar a los dioses a los que quemaban incienso! Estos dioses no les darán ningún socorro cuando les pase la desgracia.


¿Dónde están los profetas que te decían: No vendrá el rey de Babilonia contra ustedes; no entrará en nuestro país?'


Daniel decidió no mancharse comiendo de lo que se servía el rey o bebiendo de su vino. Le pidió pues al jefe de los eunucos que no lo obligara a comer esa comida impura.


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