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Deuteronomio 32:35 - Biblia Católica (Latinoamericana)

35 ¡A mí la venganza y la sanción en el momento que su pie vacile! Pues se acerca el día de su ruina, y pronto llega su fin.

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Biblia Reina Valera 1960

35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen. A su debido tiempo, sus pies resbalarán. Les llegará el día de la calamidad, y su destino los alcanzará”.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Mía es la venganza° y la retribución, Para el momento en que su pie resbale. Porque el día de su perdición se acerca, Y su suerte se apresura.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Para mí la venganza y el dar lo merecido al tiempo en que vacile su pie; porque cerca está el día de su ruina, y ya se avecina lo que les espera.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

35 Mía es la venganza y la paga, a su tiempo su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura.

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Deuteronomio 32:35
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Hermanos, no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece, dice el Señor.


Conocemos al que dijo: A mí me corresponde la venganza, daré a cada cual su merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo.


Yavé es un Dios celoso y vengador. Se venga contra sus adversarios y su ira es terrible.


Los inspirará el amor al dinero, y se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya fue dictada su condenación, y su destrucción es inminente.


¿Quién podrá resistir ante su enojo? ¿Quién podrá soportar el ardor de su cólera? Su furor se extiende como el fuego, y las rocas se quiebran ante él.


Por eso, su camino se les hará resbaladizo en la oscuridad; caerán y se irán al suelo cuando llegue el año del castigo y les envíe la desgracia.


¡Dios vengador, Señor, Dios vengador, manifiéstate!


¡Que los cielos festejen a su pueblo! ¡Hijos de Dios, póstrense ante él! Porque él venga la sangre de sus siervos y devuelve la venganza a sus adversarios, mientras purifica la tierra de su pueblo.


piedra en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse.


Esta visión espera su debido tiempo, pero se cumplirá al fin y no fallará; si se demora en llegar, espérala, pues vendrá ciertamente y sin retraso.


Reconozcan a Yavé, su Dios, antes que llegue la noche y sus pies tropiecen en las oscuras montañas. Ustedes esperaban la luz, pero él la cambia en sombra de muerte y, luego, en total oscuridad.


Por eso, así habla Yavé: 'Voy a poner, por donde pase este pueblo, piedras, para que todos se caigan: padres e hijos, vecinos y amigos, perecerán juntos.


Han recibido de Dios la misión de llevarte al bien. Y si te portas mal, témelas, pues no tienen las armas sin razón. También tienen misión de Dios para castigar a los malhechores.


El más chico de tus habitantes se multiplicará en mil y el más insignificante se convertirá en una gran nación. Yo, Yavé, lo haré en un momento, cuando sea la hora.


Es ahí donde muchos tropezarán, caerán y se quebrarán, quedarán atrapados y presos.


De aquellos que dicen: 'Rápido! Que Yavé haga sus cosas y que las veamos. ¡Que se cumpla el proyecto del Santo de Israel, que venga para que lo conozcamos!'


Pero el camino de los malvados es sólo oscuridad; no ven lo que los hará caer.


Dijo Lamec a sus mujeres: 'Escúchenme ustedes, Ada y Sella; oigan mis palabras, mujeres de Lamec: yo he matado a un hombre por herirme y a un muchacho porque me golpeó.


Pero tú, sigue, y conduce al pueblo al lugar que te indiqué. Mi Angel irá delante de ti, pero algún día los visitaré y les pediré cuentas de su pecado.


No te vengarás ni guardarás rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy Yavé.


David le dijo además: 'Por Dios, Yavé mismo lo castigará; o bien morirá porque ese será el día, o bien morirá en el combate.


Tú castigarás a la casa de tu señor Ajab. Haré pagar a Jezabel la sangre de mis servidores los profetas y la sangre de todos los servidores de Yavé.


Deberían avergonzarse de sus actos abominables, pero ya no conocen la vergüenza ni se ponen rojos. Por eso, caerán junto con los demás y tropezarán cuando los visite, dice Yavé.


Pero Yavé está conmigo, él, mi poderoso defensor; los que me persiguen no me vencerán. Caerán ellos y tendrán la vergüenza de su fracaso, y su humillación no se olvidará jamás.


Es que viene sobre Babilonia el que la va a destruir; sus soldados son hechos prisioneros, y sus arcos, rotos. Sí, Yavé es el Dios de las represalias que paga estrictamente.


Esto dice Yavé: Ya llega la desgracia, una desgracia única.


La falta de Efraím es mantenida en reserva y se guarda en un lugar seguro su pecado.


¡Oh Dios, me concedes el desquite, y colocas los pueblos a mis pies!


Las hienas aullarán en sus castillos y los chacales en sus lujosos palacios. Ya se acerca su hora, no tardarán en llegar esos días.


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