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Deuteronomio 13:17 - Biblia Católica (Latinoamericana)

17 luego, amontonarás los despojos en medio de la plaza y prenderás fuego a la ciudad con todos sus despojos para cumplir la maldición de Yavé. Esta ciudad quedará convertida en un montón de ruinas para siempre, y jamás volverá a ser edificada.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Que nadie guarde nada del botín que fue separado para ser destruido. Entonces el Señor alejará de ti su enojo feroz y te tratará con misericordia. Tendrá compasión de ti y te convertirá en una nación numerosa, tal como lo juró a tus antepasados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Nada del anatema se pegará a tu mano, para que YHVH se vuelva del ardor de su ira, te conceda misericordia, se compadezca de ti y te multiplique, como juró a tus antepasados,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Juntarás todo su botín en medio de su plaza y prenderás fuego a la ciudad con todos sus despojos, ofreciéndolo todo a Yahveh, tu Dios. Será para siempre un montón de ruinas y nunca volverá a reedificarse.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y no se pegará algo a tu mano del anatema; para que Jehová se aparte del furor de su ira y te muestre misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres,

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Deuteronomio 13:17
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Encima de Acán se levantó un gran montón de piedras que está allí todavía, y Yavé se apaciguó del ardor de su cólera. Por eso, hasta el día de hoy llaman a ese lugar: el valle de Acor.


Los tendrás por cosa abominable, porque, de hecho, son 'anatema', o sea, maldición.


Yavé se le apareció aquella misma noche y le dijo: 'Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi servidor.


Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y le daré todas esas tierras. Y por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra,


En cuanto a ustedes, cuídense de tomar lo que ha sido condenado al anatema, no sea que ustedes mismos se vuelvan anatema y atraigan la desgracia sobre el campamento de Israel.


Entonces Yavé, tu Dios, hará que vuelvan los cautivos de tu pueblo, tendrá piedad de ti y te reunirá de nuevo de en medio de todos los pueblos donde Yavé te haya dispersado.


Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás por oriente y occidente, por el norte y por el sur. A través de ti y de tus descendientes serán bendecidas todas las naciones de la tierra.


Maldito sea el que no ama al Señor. ¡Maran atha! ¡Ven, Señor


Firmaré con ellos una alianza de paz, una alianza conmigo para siempre; pondré en medio de ellos mi santuario para siempre.


Si llega a afligir, luego se compadece, según su inmenso amor;'


El, empero, siempre bueno y compasivo, perdonaba su culpa en vez de destruirlos, ¡cuántas veces no refrenó su cólera en vez de desatar toda su ira!


Acuérdense de la infidelidad de Acán, hijo de Zerá, a propósito del anatema: la cólera de Yavé castigó a toda la comunidad de Israel, y no murió solamente él por culpa de su crimen'.


Los israelitas cometieron una grave infidelidad a propósito del anatema. Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdi, hijo de Zerá, de la tribu de Judá, tomó cosas prohibidas por el anatema, y estalló la cólera de Yavé contra los israelitas.


En ese momento Josué hizo este juramente: 'Maldiga Yavé al que quiera reconstruir esta ciudad. Pondrá sus cimientos a costa de su hijo mayor, instalará las puertas a costa de su hijo menor'.


Te amará, te bendecirá y te multiplicará. Te concederá numerosos hijos y cosechas abundantes: trigo, vino y aceite; multiplicará las crías de tus vacas y de tus ovejas en la tierra que prometió a tus padres para ti.


Yavé dijo entonces a Moisés: 'Apresa a todos los cabecillas del pueblo y empálalos de cara al sol, ante Yavé; de ese modo se apartará de Israel la cólera de Yavé.


Pero me muestro favorable hasta mil generaciones con los que me aman y observan mis mandamientos.


¿O quieres que los egipcios digan: 'Yavé los ha sacado con mala intención, para matarlos en los cerros y suprimirlos de la tierra'? Aplaca tu ira y renuncia a castigar a tu pueblo.


No guardarás en tu poder ni la cosa más pequeña de esta ciudad, para que Yavé aplaque su cólera y sea misericordioso contigo y te bendiga como tiene jurado a tus padres que lo hará,


y te llevará de nuevo a la tierra que era de tus padres, para que también sea tuya; te hará feliz y te multiplicará más que a tus padres.


Depusiste todo tu furor, y volviste del ardor de tu cólera.


No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir.


Luego prendieron fuego a la ciudad y a todo lo que había en ella. Pero depositaron en el tesoro de la Casa de Yavé la plata, el oro como también los objetos de bronce o de hierro.


Josué quemó Aí y la convirtió en un montón de ruinas para siempre, como se la ve todavía hoy.


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