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Daniel 9:17 - Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Escucha pues, tú, nuestro Dios, la oración de tu servidor y su súplica. Por tu honor, Señor, haz que brille tu rostro sobre tu santuario en ruinas.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »¡Oh Dios nuestro, oye la oración de tu siervo! Escucha mientras te hago mis ruegos. Por amor a tu nombre, Señor, vuelve a sonreírle a tu desolado santuario.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu Santuario asolado, por amor de ti mismo, ¡oh Adonay!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Escucha ahora, Dios nuestro, la oración de tu siervo y sus súplicas, y haz brillar tu rostro sobre tu santuario devastado, por amor de ti mismo, Señor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus súplicas, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.

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Daniel 9:17
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¡Señor, Dios Sabaot, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos!


pensando en tu cerro desolado, donde merodean las fieras.


En él todas las promesas de Dios han llegado a ser un sí, y por eso precisamente decimos 'Amén' en su nombre cuando damos gracias a Dios.


¡Oh Dios de los ejércitos, restablécenos, haz brillar tu faz y sálvanos!


¡Oh Dios, retómanos en tus manos, haz brillar tu faz y sálvanos!


La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.


Hasta ahora no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, así conocerán el gozo completo.


Escucha, Señor, perdona, Señor, mira, Señor. Actúa oh mi Dios, no tardes por amor de ti mismo, porque tu ciudad y tu pueblo son llamados por tu nombre.


Haz brillar tu faz sobre tu siervo y enséñame tus preceptos.


Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño, tú que te sientas en los querubines


¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro!


Muchos dicen: '¿Quién nos hará ver la dicha? ¡Muéstranos, Señor, tu rostro alegre!'


¡Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor! Porque como tú lo ves, yo oro día y noche por los hijos de Israel, tus servidores y confieso los pecados de los hijos de Israel.


Por mí, sí, sólo por mí voy a actuar, pues ¿cómo dejaría que me desprecien? ¿Y cómo cedería mi gloria a otro?


Sin embargo, Yavé mi Dios, pon atención a la oración y a la súplica de tu servidor, escucha el grito alegre y la oración que tu servidor hace hoy ante ti.


Para que conozcan en la tierra tu camino, tu salvación en todas la naciones.


Dirige tus pasos a esas ruinas sin remedio; saqueó todo el enemigo en el santuario. Lanzaron alaridos en tu tienda, a la entrada pusieron la bandera extranjera.


¿Hasta cuándo, Señor, Dios de los ejércitos, vas a desconsiderar las oraciones de tu pueblo?


Oye mi grito: no cierres tu oído a mi oración.


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