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Colosenses 3:2 - Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Aspirad a lo de arriba, no a lo de la tierra;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Poned vuestro afecto en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

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Colosenses 3:2
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Dedíquense, pues, de todo corazón y alma a buscar a Yavé, su Dios. Levántense y edifiquen el Santuario de Yavé, su Dios, y que se traslade el Arca de la Alianza y las cosas sagradas de Dios a la casa edificada al nombre de Yavé.


Si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.


Pero Jesús se volvió y le dijo: '¡Pasa detrás de mí, Satanás! Tú me harías tropezar. Tus ambiciones no son las de Dios, sino las de los hombres.


No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban.


Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es 'terrenal', es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos.


Después dijo a la gente: 'Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida.


No vayan a contar con la violencia ni se hagan ilusiones con la rapiña; el corazón no apeguen a las riquezas cuando se acrecientan.


Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció.


Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos?


Estoy apretado por los dos lados: por una parte siento gran deseo de largarme y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor.


apenas se la ve ya desapareció. Se pone alas e igual que un águila se pierde entre las nubes.


En los días felices disfruta de la felicidad, y en el día de la desgracia, abre los ojos: Dios los ha dispuesto a ambos de tal manera que nadie pueda saber cuál será su fin.


Fuera de esto, en mi amor por la Casa de mi Dios, doy a la casa de mi Dios el oro y la plata que tengo, además de todo lo que tengo preparado para la Casa del Santuario:


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