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Apocalipsis 2:26 - Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Al que venza y se mantenga en mis caminos hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,

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Biblia Reina Valera 1960

26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 A todos los que salgan vencedores y me obedezcan hasta el final: Les daré autoridad sobre todas las naciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Al° que venza y al° que guarde mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Y al que venza y al que guarde mis obras hasta el final, le daré potestad sobre las naciones;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones;

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Apocalipsis 2:26
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Al vencedor lo sentaré junto a mí en mi trono, del mismo modo que yo, después de vencer, me senté junto a mi Padre en su trono.


Entonces la realeza, la autoridad y la grandeza de todos los reinos que están bajo los cielos serán dadas al pueblo de los santos del Altísimo; su reinado es un reinado eterno y todos los poderes le servirán y le obedecerán'.


También vi unos tronos, y sentados en ellos los que tienen poder para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por causa de las enseñanzas de Jesús y de la Palabra de Dios. Vi a todos los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente o en la mano. Volvieron a la vida y reinaron mil años con el Mesías.


El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'Al vencedor le daré de comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.


Pídeme y serán tu herencia las naciones, tu propiedad, los confines de la tierra.


No necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque Dios mismo será su luz, y reinarán por los siglos para siempre.


¿Quién ha vencido al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?


Jesús respondió: 'La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.


Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará.


hasta que llegó el anciano, quien dictó sentencia en favor de los santos del Altísimo, y en ese momento los santos tomaron posesión del reino.


El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'El vencedor no tiene nada que temer de la segunda muerte.


Al vencedor lo pondré como columna en el Templo de mi Dios, de donde nadie lo sacará. Grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad que baja del cielo, la nueva Jerusalén que viene de Dios, y mi nombre nuevo.


El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'Al vencedor le daré un maná misterioso. Le daré también una piedra blanca con un nombre nuevo grabado en ella que sólo conoce el que lo recibe.


¿Y cuál es su mandato? Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, tal como él nos lo ordenó.


¿Será necesario demostrarte, si no lo sabes todavía, que la fe sin obras no tiene sentido?


Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó.


Dará vida eterna a quien haya seguido el camino de la gloria, del honor y la inmortalidad, siendo constante en hacer el bien;'


después de lo cual los santos del Altísimo recibirán la realeza y la poseerán por los siglos de los siglos.


Esa será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él y él será hijo para mí.


Cristo, en cambio, está en su casa como el Hijo, y nosotros somos la gente de su casa, con tal que sigamos esperando con firmeza y entusiasmo.


Jesús contestó: 'A ustedes que me han seguido, yo les digo: cuando todo comience nuevamente y el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, ustedes también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.


Abajo cual rebaño la muerte los reúne, los pastorea y les impone su ley. Son como un espectro desvaído que a la mañana vuelve su casa abajo.


El vencedor vestirá de blanco. Nunca borraré su nombre del libro de la vida, sino que proclamaré su nombre delante de mi Padre y de sus ángeles.


Esa gente salió de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado con nosotros. Así es como descubrimos que no todos son de los nuestros.


Por eso no pude esperar más y envié a Timoteo para tener noticias de la fe, no fuera que el Tentador los hubiera hecho tropezar, resultando inútil nuestro trabajo.


Las regirás con un cetro de hierro y quebrarás como cántaro de arcilla.


Ustedes serán odiados por todos por causa mía, pero el que se mantenga firme hasta el fin, se salvará.


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