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Apocalipsis 10:5 - Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces el ángel que había visto de pie sobre el mar y la tierra levantó su mano derecha al cielo

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su diestra hacia el cielo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

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Apocalipsis 10:5
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El hombre vestido de lino que estaba por encima de las aguas del río levantó entonces sus dos manos al cielo y le oí que hacía este juramento por el que vive eternamente: 'Todo se realizará en un tiempo, dos tiempos y un medio tiempo. Todas estas cosas se cumplirán cuando el pueblo santo esté completamente aplastado y sin fuerzas.


Sí, yo alzo al cielo mi mano y digo: 'Tan cierto como vivo yo para siempre,


El séptimo ángel vació su copa en el aire. Entonces salió una voz del trono que se escuchó fuera del Santuario, y decía: 'Está hecho.


Gritaba con fuerza: 'Rindan a Dios gloria y honor, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales de agua.


En la mano tenía un librito abierto. Colocó el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra


Vuelvan a ti, Señor y Dios nuestro la gloria, el honor y el poder, pues tú lo mereces. Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.


Amigos, ¿qué hacen? Nosotros somos humanos y mortales como ustedes, y acabamos de decirles que deben abandonar estas cosas que no sirven y volverse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos.


Cada vez que los Seres Vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos,


el que vive. Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la Muerte y de su reino.


¡Tú, Yavé, eres el Unico! Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos y todo cuanto contienen, la tierra y todo lo que tiene, los mares y cuanto hay en ellos; tú das la vida a todos, y ante ti se postra el ejército de los cielos.


Pues en seis días Yavé hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Sábado y lo hizo sagrado.


Abram le respondió: 'Levanto mi mano hacia Yavé, creador del cielo y de la tierra, el Dios Altísimo,


Tomen el ejemplo de Abrahán. Dios le hizo una promesa que confirmó con juramento y, como no había nadie más grande que Dios por quien jurar, juró invocando su propio Nombre:


Lo que es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad. De modo que no tienen disculpa.


Mientras recorría la ciudad contemplando sus monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: 'Al Dios desconocido. Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles.


Les dirás esta palabra de Yavé: Hice un juramento a la raza de Jacob, el mismo día en que elegí a Israel, me di a conocer a ellos en Egipto y les hice este juramento: Yo, Yavé, seré su Dios.


Dichoso aquel que al Dios de Jacob tiene de ayuda y pone su esperanza en el Señor, su Dios,


Yo los introduciré en la tierra que con juramento prometí darles a Abrahán, a Isaac y a Jacob; y se la daré como herencia, pues yo soy Yavé.


Todos tendrán su parte porque juré a sus padres, con la mano en alto, que les daría este país: su herencia.


yo a mi vez levanto mi mano para jurar que las naciones que los rodean serán humilladas.


Ese día, cuando los traiga de vuelta a la tierra de Israel, al país que juré que les daría a sus padres, sabrán ustedes que yo soy Yavé.


Los hice entrar en el país que les había prometido con juramento, pero inmediatamente, en cualquier alta colina, bajo cualquier árbol verde, se pusieron a ofrecer sacrificios, a depositar perfumes de incienso y a hacer libaciones.


Sin embargo, aún en el desierto, juré echarlos a las naciones y dispersarlos entre los países extranjeros.


Una vez en el desierto, sin embargo, juré que no los llevaría al país que les había prometido, a ese país que mana leche y miel, el más bello de todos los países.


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