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2 Timoteo 3:11 - Biblia Católica (Latinoamericana)

11 mi valentía, mis persecuciones y sufrimientos; sabes lo que me pasó en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Cuántas persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas me libró el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Sabes cuánta persecución y sufrimiento he soportado, y cómo fui perseguido en Antioquía, Iconio y Listra; pero el Señor me rescató de todo eso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 mis persecuciones, mis sufrimientos, como los que me sucedieron en Antioquía,° en Iconio,° en Listra,° como los padecimientos que sufrí, y de todos me libró el Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 mis persecuciones y mis sufrimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio y en Listra. ¡Qué persecuciones tuve que sufrir! Pero de todas ellas me libró el Señor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 persecuciones, aflicciones, como las que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra, persecuciones que he sufrido; pero de todas ellas me ha librado el Señor.

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2 Timoteo 3:11
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Aunque el justo padezca muchos males, de todos los librará el Señor.


Los judíos se llenaron de envidia al ver todo aquel gentío y empezaron a contradecir con insultos lo que Pablo decía.


Pero el Señor sabe librar de la prueba a sus servidores y reserva a los malos para castigarlos el día del juicio.


He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que depositaron en mis manos.


Pero, con la ayuda de Dios, seguí dando mi testimonio a grandes y pequeños hasta el día de hoy. En ningún momento me aparto de lo que Moisés y los Profetas dijeron de antemano:


Yo te protegeré tanto de tu pueblo como de los paganos a quienes te envío.


La discusión se hizo tan violenta que el capitán tuvo miedo de que despedazaran a Pablo. Ordenó, entonces, que vinieran los soldados, sacaran a Pablo de allí y lo llevaran de nuevo a la fortaleza.


He servido al Señor con toda humildad, entre las lágrimas y las pruebas que me causaron las trampas de los judíos.


mientras ellos, dejando Perge, llegaban a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.


Yo le mostraré todo lo que tendrá que sufrir por mi Nombre.


El salva y libra, realiza señales y prodigios en los cielos y en la tierra: él salvó a Daniel de las garras y de los dientes de los leones'.


Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte, palabra de Yavé.


Si atraviesas el río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás.


No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.


No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he sostenido.


Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció.


El Señor los ayuda y los libera, salva a cuantos confiaron en él.


Tú me libras de todos mis enemigos, del agresor me haces el amo, tú me liberas de los violentos.


David dedicó a Yavé las palabras de este cántico, el día en que Yavé lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.


el Angel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos. Que en ellos se perpetúe mi nombre y el nombre de mis padres Abraham e Isaac. Que lleguen a ser muy numerosos en esta tierra.


Había en Listra un hombre tullido, que se veía sentado y con los pies cruzados. Era inválido de nacimiento y nunca había podido caminar.


para que pueda escapar de los enemigos de la fe en Judea y para que la comunidad reciba con agrado la ayuda que le llevo.


Pues en la misma medida en que los sufrimientos de Cristo recaen abundantemente sobre nosotros, el consuelo de Cristo también nos llega con mayor abundancia.


Si ustedes comparten nuestros sufrimientos, también compartirán nuestro consuelo; se lo decimos y lo esperamos con mucha firmeza.


Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte.


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