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2 Tesalonicenses 3:5 - Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Que el Señor fije sus corazones en la buena dirección para que puedan amar a Dios y soportar cristianamente la adversidad.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total y a una expresión plena del amor de Dios, y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el Señor dirija vuestros corazones en el amor de Dios y en la paciencia del Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Que el Señor dirija vuestros corazones al amor de Dios y a la perseverante espera de Cristo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y el Señor dirija vuestros corazones en el amor de Dios, y en la paciencia de Cristo.

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2 Tesalonicenses 3:5
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Inclina mi corazón hacia tus testimonios y no hacia la ganancia.


Oh, Yavé, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac e Israel, conserva perpetuamente estos pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige tú su corazón hacia ti.


Yavé, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes para que ames a Yavé con todo tu corazón y con toda tu alma y para que vivas.


Amemos, pues, ya que él nos amó primero.


pero si uno ama (a Dios), éste ha sido conocido (por Dios).


Esta es la alianza que yo pactaré con Israel en los días que están por llegar, dice Yavé: pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


En cualquiera cosa que hagas, tenlo presente: él aplanará tus caminos.


Quiera Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, prepararnos el camino para ir a visitarlos.


de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez para quitar los pecados de una multitud. La segunda vez se manifestará a todos aquellos que lo esperan como a su salvador, pero ya no será por causa del pecado.


Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes.


Ojalá sea firme mi conducta en cumplir tus preceptos.


Que vuelva nuestros corazones hacia él para que sigamos todos sus caminos y observemos sus mandamientos, las leyes y las ordenanzas que dio a nuestros padres.


Dado que Cristo padeció en su carne, háganse fuertes con esta certeza: el que ha padecido en su carne ha roto con el pecado.


Miren, hermanos, ¿acaso no ha escogido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe? ¿No les dará el reino que prometió a quienes lo aman?


Ahora nos queda aguardar la feliz esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro magnífico Dios y Salvador, Cristo Jesús,


Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.


recordamos ante Dios, nuestro Padre, su fe que produce frutos, su amor que sabe actuar, su espera de Cristo Jesús, nuestro Señor, que no se desanima.


En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad,


También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado.


la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones.


Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor,


El que está destinado a la cárcel, a la cárcel irá; el que está destinado a morir a espada, a espada morirá. Esta es la hora de la perseverancia y de la fe para los santos.


esperando que venga del cielo el que nos libera del juicio que se acerca: éste es Jesús, su Hijo, al que resucitó de entre los muertos.


Bueno es esperar en silencio la salvación de Yavé.


Tú sabes, Yavé, que el hombre no es dueño de su camino, y mientras camina no está seguro de sus pasos.


mientras esperan y ansían la venida del día de Dios, en la que los cielos se desarmarán en el fuego y los elementos se derretirán por el calor.


Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las pruebas, el reino y la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla de Patmos a causa de la palabra de Dios y por haber proclamado a Jesús.


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