2 Samuel 16:21 - Biblia Católica (Latinoamericana)
21 Ajitofel dijo a Absalón: 'Anda donde las concubinas de tu padre, las que dejó para que cuidaran el palacio. Así sabrá todo Israel que te has vuelto odioso para tu padre, y todos tus partidarios se sentirán más comprometidos contigo'.
21 Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.
21 —Ve y acuéstate con las concubinas de tu padre —contestó Ahitofel—, porque él las dejó aquí para que cuidaran el palacio. Entonces todo Israel sabrá que has insultado a tu padre más allá de toda esperanza de reconciliación, y el pueblo te dará su apoyo.
21 Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate° a las concubinas que tu padre ha puesto para guardar la casa, así todo Israel sabrá que te has hecho aborrecible a tu padre, con lo cual se fortalecerán las manos de todos los tuyos.
21 Respondió Ajitófel a Absalón: 'Llégate a las concubinas de tu padre, las que él dejó al cuidado del palacio, y así sabrá todo Israel que te has hecho aborrecible a tu padre y se fortalecerán las manos de cuantos te siguen'.
21 Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.
David entró nuevamente en su palacio de Jerusalén, ordenó que salieran las diez concubinas que había dejado para que cuidaran el palacio y las puso en una casa bajo vigilancia. Aseguró su manutención pero no se acercó más a ellas. Hasta el día de su muerte estuvieron allí encerradas llevando una vida de viudas.
Así como antes ustedes, gente de Judá y de Israel, eran una raza maldita para todo el mundo, así también ahora yo los salvaré para que sean felicitados por todos. ¡No se desalienten, pues, y tengan confianza!
De hecho se habla de inmoralidad sexual entre ustedes, y de un caso tal que ni siquiera se da entre los paganos: uno de ustedes convive con su propia madrastra.
El rey Salomón respondió a su madre: '¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? Pide mejor para él la realeza, pues es mi hermano mayor y están con él el sacerdote Ebiatar y Joab, hijo de Seruya'.
Esto dice Yavé: Haré que te sobrevenga la desgracia desde tu propia casa; tomaré a tus mujeres ante tus propios ojos y se las daré a tu prójimo que se acostará con ellas a plena luz del sol.
Pero Aquis tenía confianza en David y se decía: 'Como los israelitas, la gente de su pueblo ya no pueden aguantarlo más y se quedará para siempre a mi servicio'.
Saúl ordenó entonces que se tocara el cuerno en todo el país para decir: '¡Sépanlo los hebreos!' Y todo Israel supo la noticia: 'Saúl mató al jefe de los filisteos, Israel se ha vuelto odioso para los filisteos'. Inmediatamente se reunió el pueblo tras Saúl en Guilgal.
Dijo entonces Jacob a Simeón y a Leví: 'Me han dejado en mala situación, y por culpa de ustedes me odiarán los cananeos y los fereceos que ocupan el país. Yo sólo tengo unos pocos hombres, y si ellos se unen para atacarme, me exterminarán junto con toda mi gente.
En ese entonces había gigantes sobre la tierra, y también los hubo después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y tuvieron hijos de ellas. Estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.
Los amonitas se dieron cuenta de que se habían vuelto odiosos para David; contrataron por tanto a su servicio a los arameos de Bet-Rejob y a los arameos de Soba, en una cantidad de veinte mil hombres, y doce mil hombres de Tob.
Entonces Yonadab le dijo: 'Anda a acostarte, pon cara de enfermo, y cuando vaya tu padre a verte, dile: Dale permiso a mi hermana Tamar para que venga a servirme la comida. Que prepare un guiso ante mi vista y me lo sirva de su mano'.